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viernes, 27 de julio de 2018

“La locución para mí es como un virus”

El Monseñor de la Salsa” hizo historia como locutor especializado en la salsa, en los años en que el género musical alcanzó los más altos niveles de popularidad

A Hugo Adames, “El Monseñor de la Salsa”, la vocación por el buen hablar le llegó desde que era apenas un niño de tres años. 
Su padre, don Leopoldo Adames, le contaba, en vida, que una tarde llegó a la casa y lo encontró detrás de la radio observando hacia el interior del aparato. Le preguntó qué hacía, y Hugo le dijo que buscaba al “hombrecito” que estaba hablando. Su padre le explicó por qué se oían voces en la radio, y le prometió que cuando creciera lo llevaría a la emisora; y cumplió la promesa: lo llevó a HIG 950 AM, donde el locutor Oscar Iglesias amplió las explicaciones, las que avivaron aún más su interés por el micrófono. 
Se define locutor por vocación, amor y pasión, al extremo de que afirma que si vuelve a nacer volvería a ser locutor. Han pasado más de cincuenta años de sus inicios y, dice, aún hoy en él vive la misma pasión del primer día, como si fuera un virus que no tiene cura. Recuerda que el nombre de “Monseñor de la Salsa” nació cuando en un programa de salsa que tenía en la emisora HIG 950AM, comentó que en el vespertino Última Hora aparecieron en una fotografía dos obispos de la iglesia Católica que llevaban su nombre y apellido: monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito y monseñor Roque Adames. Y desde entonces se asumió como otro monseñor, pero de la salsa.

1. Carnet de locutor
A los 15 años logré que me aceptaran como “estudiante oyente, no oficial” de la escuela de locución Héctor J. Díaz de La Voz Dominicana y tuve el privilegio de poder ver dando clases a personalidades como don Pedro René Contín Aybar, Luis Acosta Tejeda, Julio César Félix y Aníbal Vásquez, entre otros. En 1965 cuando asisto a los inicios de la escuela de locución que inauguraba el profesor Otto Rivera en la esquina de la calle Duarte y La Noria. La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía hacía un llamado a los aspirantes a locutores a tomar el examen en un salón de La Voz Dominicana. El 21 de diciembre de 1965, de manos del secretario de la Comisión, Rafael Moya, recibí mi credencial oficial de Locutor Profesional de la República Dominicana, marcada con el número 933, siendo ese el día más alegre de mi vida. Meses más tarde, ya en el año 1966, inicié mi carrera en la frecuencia 1440 AM de una nueva y pequeña emisora, a la que le puse por nombre Radio Ronda, y para orgullo de mi padre logré llegar a trabajar en esa emisora a la que él me llevó cuando yo era un niño: HIG 950 AM”.

2. Mi madre, mi más grande fan
Mi madre, Zunilda Castillo, se convirtió en la oyente número uno de cada emisora y programa en los que estaba su hijo y hasta me corregía si algo no salía bien al aire. No tuvo tiempo para ver el desarrollo de la popularidad de su hijo en este exigente mundo de la comunicación, pues fue diagnosticada con cáncer y tres años después falleció, el 29 de octubre de 1971, cuando apenas cumpliría 46 años y empezaba a disfrutar de los éxitos de su hijo. La noche de su partida yo estaba de maestro de ceremonia en un festival del merengue del Sindicato de Músicos, Cantantes, Bailarines y Locutores (Amucaba) en el Palacio de Bellas Artes, cuya transmisión escuchaba en su lecho de enferma y sonreía, según me contó mi hermano Osiris Adames, quien la acompañaba en la habitación hasta su último suspiro”.

3. Mi novia, mi esposa
Mi novia de ese momento se portó con mi madre como la hija que ella no tuvo, y dos meses después del fallecimiento de mi madre nos casamos, el primero de enero del 1972, en la Iglesia San Juan Bosco: hablo de Ana Margarita Barbel Dajer, con la que tengo tres hijos. Ella se convirtió en una amante de mi profesión y para estar más ligada fue la primera secretaria ejecutiva que tuvo el Círculo de Locutores Dominicanos, desde la primera presidencia del colega Rafael Gómez Acevedo, hasta las presidencias de los colegas Rodolfo Espinal y George Rodríguez”.

4. Nacimiento de mis hijos
El 20 de enero de 1973 nace Claudia, en la antigua Clínica Internacional, que estaba localizada en la avenida México de la ciudad Capital, y fue un momento muy emocionante, aunque esperaba un varón Dios me premió con una maravillosa hija. Tres años después nació Hugo Antonio, a quien cariñosamente apodamos como Huguito, y siete años después nació Hugo Roberto, a quien amorosamente le decimos Chacho. Hoy día tienen su propia familia; Claudia tiene dos hijos, un varón llamado Ricardo José (Rikie) y una hembra llamada Deanna Marie (Deedee). Huguito también tiene dos hijos, el varón se llama Gabriel Antonio y la hija Delailah, y Chacho tiene sus dos hijos, una hembra llamada Sofía y un varón llamado Preston”.

5. 1976: Madison Square Garden
Otro de mis grandes momentos fueron mis actuaciones como presentador en el Madison Square Garden de Nueva York; la primera de ellas, el 3 de septiembre de 1976 junto a las Estrellas de Fania y el debut allí de la orquesta del maestro Wilfrido Vargas”.

6. Defensa del locutor
En defensa de la imagen del locutor, he sido miembro de la desaparecida Asociación de Locutores Profesionales Dominicanos; fui presidente de la seccional de Locutores de Amucaba y fui fundador del Círculo de Locutores Dominicanos, el 17 de julio de 1972, y además creador del lema “Locutor dale valor a tu voz”, yo fui su primer encargado de Relaciones Internacionales, siendo presidente de la institución el colega Rafael Gómez Acevedo; y secretario general durante la presidencia del colega George Rodríguez. Asistí, en 1972, junto al inolvidable maestro don Homero León Díaz, al Primer Congreso Latinoamericano de Locutores, en Monterrey, México, en donde se formó la Organización Internacional de Locutores (OIDLO), de la que fui electo vicepresidente para la zona del Caribe y don Homero fue escogido para presidir la Comisión de Estatutos. Yo era el más joven y don Homero el de más edad. También viajé en 1980 a La Voz de los Estados Unidos, en Washington, DC, con una delegación del Círculo encabezada por su presidente de ese entonces, Rodolfo Espinal”.

7. Emigró a Rhode Island
En 1984 tomé la muy pensada y consultada decisión de aceptar un contrato de trabajo para salir del país a dirigir la programación en español de una emisora en Providence, estado de Rhode Island, Estados Unidos, tal vez en el mejor momento de mi popularidad en el país, pero las condiciones económicas y políticas del país no eran las mejores, y ya tenía tres hijos. Consulté a los excelentes colegas María Cristina Camilo, Rodolfo Espinal, José Rafael Dorville Jiménez, George Rodríguez, Homero León Díaz, Rafael Gómez Acevedo y Rafael Peralta Padilla, y todos coincidieron en que aceptara, que me fuera y me llevara a mi familia, y así lo hice; y créanme que no me arrepiento, aunque realmente nunca hubiera querido salir de mi patria, la que disfruto cada vez que tengo la posibilidad de visitar, porque mientras viva siempre seré orgullosamente dominicano”.

8. Premiaciones
Uno de mis mayores orgullos es el haber sido distinguido con dos Micrófonos de Oro por nuestra noble institución, el Círculo de Locutores Dominicanos. El primero en 1985, como Locutor Destacado en el Exterior; y el segundo en 1990, como Locutor Destacado en Rhode Island-USA. Lo más trascendental de mi vida profesional sucedió en 1993, cuando fui exaltado a la Cabina de la Fama de los Inmortales de la Locución Dominicana, junto a los colegas Juan Nova Ramírez, Julián Espinal (Potenkin), Héctor Quezada, Pablo de Jesús Colón, hijo; Juan Luis González, Rodolfo Espinal, Alfonso Martínez, Ángel Peña Pérez y Porfirio Peña”.

9. La llamada de Otto Rivera
Otro momento inolvidable fue cuando en 1980 el profesor Otto Rivera me contactó por teléfono para solicitarme que impartiera clases en la Escuela Nacional de Locución a los estudiantes que ya eran seleccionados para examinarse frente al jurado de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, labor que realicé con gran entusiasmo, ya que siempre me ha gustado traspasar mi experiencia profesional a los jóvenes que trillan su propio camino en esta noble labor de la comunicación”.

10. El nacimiento de Los Toros Band
Otra hermosa experiencia profesional fue el haber viajado con la orquesta Los Toros Band a Italia, Suiza y Madrid como presentador, cuando estaban en el clímax de su popularidad, y poder encontrar a muchos dominicanos, junto a otros hispanos, que nos hicieron sentir acogidos y apreciados, especialmente por nuestros compatriotas, que hasta nos solicitaron autógrafos y se tomaron fotos con nosotros y nos narraron anécdotas ligadas a nuestro personaje de “El Monseñor de la Salsa”.

El Madison a los pies del MonseñorEl Monseñor de la Salsa en el Madison Square Garden.

En julio de 1976 se presentó en el Estadio Olímpico Juan Pablo Duarte de Santo Domingo la famosa orquesta Estrellas de Fania, y Hugo Adames fue el presentador, usando en dicha ocasión una sotana blanca.

Su actuación fue observada por el presidente de Fania Récord, Jerry Massucci; el director musical de Fania, Johnny Pacheco, y el empresario artístico Raphl Mercado, y Pacheco le sugirió a Mercado que llevara a Hugo Adames nuevamente al Madison para una presentación que tenían pautada para septiembre.

En el 1978 volvió al famoso escenario y le hicieron una extraordinaria presentación, bajándolo desde el techo en medio de un gran despliegue de efectos especiales en base a humo, truenos y luces, mientras los entonces afamados animadores Polito Vega, Izzy Sanabria y Paco Navarro estaban hincados en el escenario elevando sus brazos e implorando: ¡Qué baje del cielo el Monseñor de la Salsa Hugo Adames!, al tiempo que una muchedumbre de público gritaba y aplaudía con gran euforia.

Adames fue, así, el primer presentador hispano que es bajado del techo de ese monumental e icónico escenario.

Hugo Adames volvió a estar cinco veces en ese gran escenario, tres vestido de Monseñor y dos de traje formal con Las Estrellas de Fania.

Jesucristo
Jesucristo, para mí, es el más grande locutor de todos los tiempos, porque con su programa llamado Fe llega a todos los lugares del mundo”.

Papá de la salsa
Johnny Pacheco, el papá de la salsa, me consagró como el cardenal de la salsa en una presentación en el Madison Square Garden”.

Periodista
A través de la Escuela Difusora Panamericana, radicada en Nueva York, estudié periodismo por correspondencia, en el año 1964”.



El Gran Combo
Bauticé a El Gran Combo de Puerto Rico como “La Universidad de la Salsa”, durante un espectáculo en la concha acústica del Hotel El Embajador”.