Les Bleus no juegan bonito, menos aún de manera brillante, y probablemente a ningún aficionado galo le importe lo más mínimo.
Su gran bloque, su tremenda solidez y su talento arriba les ha valido para proclamarse campeones del mundo en Rusia 2018 de nuevo dos décadas después tras superar 4-2 en la final a una Croacia valiente pero que se tiene que conformar con un subcampeonato que aún así es histórico para los balcánicos. Tener las ideas claras es fundamental en el fútbol actual, y el equipo de Deschamps las tiene.
El de Francia ha sido el triunfo de la solidez, del bloque, de la fortaleza física. Y, por supuesto, de la calidad. Nunca ha querido la posesión, no tiene jugadores ideales para ello en su centro del campo, pero ello no quiere decir que renuncie al ataque. En las eliminatorias, en cuatro partidos, ha metido 11 goles, casi tres de media. La España de 2010, por poner un ejemplo de otro estilo futbolístico, hizo solo cuatro.
Su gran bloque, su tremenda solidez y su talento arriba les ha valido para proclamarse campeones del mundo en Rusia 2018 de nuevo dos décadas después tras superar 4-2 en la final a una Croacia valiente pero que se tiene que conformar con un subcampeonato que aún así es histórico para los balcánicos. Tener las ideas claras es fundamental en el fútbol actual, y el equipo de Deschamps las tiene.
El de Francia ha sido el triunfo de la solidez, del bloque, de la fortaleza física. Y, por supuesto, de la calidad. Nunca ha querido la posesión, no tiene jugadores ideales para ello en su centro del campo, pero ello no quiere decir que renuncie al ataque. En las eliminatorias, en cuatro partidos, ha metido 11 goles, casi tres de media. La España de 2010, por poner un ejemplo de otro estilo futbolístico, hizo solo cuatro.