Entre las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado, el negocio del entretenimiento se convirtió en terreno fértil para el narcotráfico.
Solistas, agrupaciones musicales, la televisión, emisoras de radio y certámenes de belleza encontraron a personajes que se dejaron llevar no solo por el afán de lucro, sino también unos que otros que se convirtieron en adictos al consumo de las drogas.
En ambas décadas el lavado de dinero en el sector no era exclusivo de la República Dominicana. En Estados Unidos, Puerto Rico o Colombia, por ejemplo, muchos líderes de la música hispana copiaron el modelo que implementaron ciertos personajes en la música anglosajona. Era y sigue siendo una excelente vía para limpiar el dinero ilícito. La alianza le dejó grandes beneficios económicos sin tomar en consideración que se le hacía a la sociedad con la venta de drogas prohibidas.
En ese tiempo algunos protagonistas del negocio fueron apresados aquí y en el extranjero, mientras que los artistas que se montaron en el modelo económico desaparecieron o se vieron en la necesidad de bajar el perfil y buscar testaferros para que dieran continuidad a sus empresas. Fueron delatados por sus diferencias entre sus socios, porque tenían mucha complicidad en estamentos políticos, militares y policiales.
Se sacude de nuevo el negocio
Nunca como ahora empresas dedicadas al esparcimiento habían sido intervenidas de manera colectiva, luego de que la Procuraduría General de la República acusara a César Emilio Peralta (César el Abusador) de supuestamente operar una red de narcotráfico internacional, por la que la justicia norteamericana ha solicitado su extradición y la de sus socios.
De acuerdo a lo dicho por el procurador Jean Alain Rodríguez, Peralta regenteaba los principales centros de diversión de la capital, lo que supone un golpe duro al movimiento en esos establecimientos, afectando la contratación de artistas y al personal de servicio.
Al señor Peralta se le atribuye ser el propietario de las discotecasVIP Room, Flow Gallery Lounge, Aqua Club y La Kuora, entre otros ya en control del Ministerio Público. En estos centros los principales artistas populares tenían un escenario para exponer su talento. Allí noveles y experimentados se daban cita para amenizar sus fiestas hasta altas horas de la madrugada, cuando ofertaban música en vivo.
El lavado de dinero sigue dejando su huella en la música, establecimientos comerciales, por lo que algunos expertos consideran que las autoridades no descartan que promotores artísticos, artistas y personas vinculadas a la televisión sean interrogados por las autoridades. En lo que eso sucede, los días serán grises para los artistas populares que deberán buscar otras opciones para mantener su calendario de actividades.