El doctor Vincho Castillo ha hecho una absurda propuesta de modificación de la constitución para retrotraer el gran avance logrado con la actual constitución al limitar la reelección presidencial consecutiva.
El doctor Marino Vinicio Castillo es un gran valor de la nación dominicana. Un defensor de la dominicanidad y de la ética pública. Un líder político que enaltece el sistema de partidos y un verdadero maestro del ejercicio público para todas las generaciones de ciudadanos de las últimas cuatro décadas. Un abogado de fuste y un tribuno y contradictor de amplias luces. Su actitud de firmeza en el combate contra el narcotráfico ha llenado páginas de antología en la historia dominicana y ha sido un faro importante para mantener en alto esa lucha.
Sin embargo, el doctor Castillo ha tenido una sombra importante en su gran manantial de luces: su desfasada y anti-histórica defensa de la reelección presidencial desde la cuestionable época del balaguerismo y en la actualidad. En las tantas veces cuestionadas reelecciones del doctor Balaguer, basadas casi todas en fraudes y arrebatos violentos de los procesos, la voz del doctor Castillo, lamentablemente, estuvo al lado de esos desafueros.
En la actualidad y luego que en la presente constitución impulsada y defendida por el propio presidente Fernández, estableciera de manera taxativa que se prohíbe la reelección presidencial consecutiva, el doctor Castillo hace la propuesta de modificar la constitución en su artículo 124, donde se prohíbe la reelección, incluyendo un supuesto referendo consultivo para que el actual presidente pueda reelegirse porque “Leonel es lo más confiable con lo que contamos”.
Esta posición de nuestro amigo y maestro Vincho Castillo es una reiteración de su visión mesiánica en torno a los líderes y en el fondo refleja un criterio permeado por el determinismo anti-histórico donde los líderes se hacen imprescindibles para que los pueblos se desarrollen.
El doctor Castillo debe entender que las experiencias recientes de Brasil, Colombia y Chile demuestran con claridad meridiana que lo más conveniente para el avance democrático e institucional de nuestras naciones es la alternabilidad política. Que los presidentes tengan sentido de la historia y pongan los intereses de sus proyectos políticos por encima de los suyos personales, siendo capaces de impulsar nuevas figuras que le den continuidad a sus obras de gobierno y que fortalezcan las instituciones.
Si el doctor Castillo quiere defender al presidente Leonel Fernández y su dimensión histórica, no debe estimular que se modifique la constitución para embarcarlo en una aventura política como lo es la reelección. Quien mejor defiende al presidente Fernández es aquel que lo estimula a respetar la constitución, a darle tiempo para que se vean sus resultados, a no ponerse a inventar para afectar el avance institucional. Es un absurdo histórico propiciar una modificación a la actual constitución para modificar un solo artículo.
Eso lo sabe muy bien el doctor Castillo. Defender a Leonel es preservar su imagen y su trascendencia histórica, defender la actual constitución, estimularlo a impulsar la alternabilidad en su partido y garantizar que el PLD siga dirigiendo los destinos de la nación. Lo contrario es afectar la figura histórica de Leonel.
Euri Cabral
Es Comunicador y Economista