La ciudad francesa de Aviñón es muy importante en la historia del papado, pues en una época fue lugar de residencia de los pontífices. Por esa razón, cierta tela de seda fina fabricada en ese lugar se llamó al comienzo papalino en lengua provenzal, femenino de papalin ‘relativo al Papa o a la ciudad de Aviñón’.
Los principales importadores de esa tela fueron los ingleses, que alteraron su nombre a popeline, que dio lugar al francés moderno popeline y al castellano popelina. Sin embargo, algunos autores afirman que popelina proviene del nombre de la ciudad de Poperinge, en Flandes, donde aseguran que en una época se fabricaba esa tela. (RS)