El expresidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, está claro: si acude a la investidura de Donald Trump acabará bajo tierra.
Bush, padre, se encuentra hospitalizado desde el pasado sábado en el
Hospital Metodista de Houston, Texas, debido a complicaciones por la
neumonía.
Su esposa, Barbara, se encuentra en observación médica, debido
a episodios de fatiga y tos.”Para Barbara y para mí es una lástima que
no podamos estar en su toma de posesión el 20 de enero.
Mi médico dice
que si me siento en enero al aire fresco, lo más probable, es que
después de esto acabe acostado seis pies (unos dos metros) bajo el
suelo. Lo mismo pasará con Barbara. Por lo tanto, creo que estamos
atrapados en Texas“, indica una nota enviada a Trump el 10 de enero y que fue reseñada por medios este miércoles.