Nadie esperaba que la cantante Selena, la reina del Tex-Mex, muriera
tan pronto: 23 años. Nadie esperaba que la encargada de ponerle el punto
final a su vida fuera su seguidora más ferviente: Yolanda Saldívar.
Selena, hija de inmigrantes mexicanos, se había transformado, gracias
a su carisma y a su voz, en una de las figuras más grandes de la música
Tex-Mex en Estados Unidos. Amada por miles, vendió casi cinco millones
de discos mientras estaba viva y fue nominada a los premios Grammy por
su álbum "Amor prohibido".
Era considerada un fenómeno. Una diva. Una reina.