Por: Miguel Melenciano
Los colores
utilizados de manera obligatoria para distinguir los partidos políticos, unos
de otros, así como para que los ciudadanos puedan sufragar en una contienda
electoral por la organización política de su preferencia, ahora son utilizados
en la República Dominicana para identificar demandas o reivindicaciones
exigidas por grupos sociales a los
gobiernos de turno.
Es así como el
color Amarillo, identificó con éxito la lucha por la aplicación del 4% por
ciento para la educación, que, si bien llevaba década de aprobada en la ley de
educación, ningún gobierno la había implementado, bajo el argumento de carecer
de capacidad económica para satisfacer esta vieja exigencia del magisterio.
Del mismo modo,
la lucha contra la corrupción administrativa
escenificadas con marchas en diferentes puntos de la nación se cubre
bajo el manto de un color, en esta ocasión el Verde, el cual, al paso de los
días, ha ido tornándose Verde oscuro, pues han ido abandonando sus orígenes,
para encausar otro tipo de peticiones.
Los empresarios
dominicanos no podían quedarse a la cola, y después del cambio de color que va
dando el Movimiento Verde, han decidido, al parecer, alejársele un poco asumiendo su propia identidad con el uso del
color Anaranjado para la exigencias de reivindicaciones sociales, no solamente
de ellos, sino en favor su empleomanía y el espacio de trabajo en que se
desenvuelven.
Muchos pensaran
que el uso de colores para identificar grupo de protesta es fortuito,
lamentablemente debemos decirle que no es casual, ya que tiene una base
histórica surgida en Europa Oriental con repercusión en Oriente Medio y que han
sido reeditados en esta parte del globo terráqueo.
A estos
movimientos colectivos que realizaron movilizaciones políticas en el espacio de
la ex República Soviética contra líderes
autoritarios acusados de prácticas dictatoriales, amañar elecciones o de
otras formas de corrupción se le denominó, “Revolución de Colores”, ya que los reclamantes adoptaban como símbolo un
color específico que para dar nombre a sus congregaciones.
Protestas
llevada a cabo bajo los designios de Colores y nombres de Flores han sido
exitosas tales como: El derrocamiento de Milosevic en Yugoslavia en 2000; Revolución
de las rosas, salida del poder de Eduard Shevardnadze en Georgia 2003;
Revolución Naranja, elección de Víktor Yúshchenko en Ucrania 2004; Revolución
de los tulipanes, salida del gobierno de Askar Akáyev en Kirguistán 2005; Revolución del cedro, salida de las
fuerzas de Siria del Líbano en 2005; Revolución de los jazmines, salida del
gobierno de Zine el Abidine Ben Alí en Túnez 2010.
Pero igual,
otros movimientos con características similares han fracasados como: La
Revolución Verde, protestas en Irán contra el presunto fraude electoral y en
apoyo del candidato de la oposición Mir-Hossein Mousavi; La Revolución Blanca,
fallido intento de derrocar a Alexander Lukashenko en Bielorrusia; Revolución
Azafrán, fallido intento por parte de monjes budistas de derrocar la dictadura
militar en Birmania; Revolución Twitter,
protestas en contra del triunfo del Partido de los Comunistas de la República
de Moldavia, en las elecciones parlamentarias del 2009.