“No soy una artista nata. Soy una cantante nata, pero en
realidad, soy muy tímida”, dijo Amy Winehouse en marzo del 2011 al
diario británico The Telegraph. Ella no lo sabía, ni tampoco el
periodista encargado, Neil McCormick, pero pocos meses después Winehouse
estaría muerta.
El cuerpo de Amy Winehouse fue hallado el 23 de julio de
2011 en su hogar en Camden Town, zona ubicada al norte de la ciudad de
Londres. Su vida se apagó de forma súbita, consecuencia de un
envenenamiento con alcohol. Tan solo tenía 27 años de edad.
Los últimos años de vida de Winehouse estuvieron marcados
por el exceso y los abusos de drogas y alcohol; la cantante apareció en
público muchas veces bajo los efectos de las sustancias.
Además, la prensa británica la perseguía sin piedad y
escarbaba en cada una de sus decisiones y en su batalla contra las
adicciones y la bulimia.
Su estilo de vida frenético marcó su obra. La canción
“Rehab”, tal vez su tema más popular, es un reflejo claro de ello. La
canción narra los intentos de sus padres de someterla a tratamientos de
rehabilitación. “Y yo dije no, no, no”, cantó Winehouse. En muchas
entrevistas, contó que su dependencia del alcohol era un resultado de
largas batallas contra la depresión.