Sorprender, no es sobreprometer.
En la búsqueda por deleitar y emocionar, muchas empresas, con sus
productos, marcas y servicios, caen con mucha frecuencia en la
sobrepromesa, logrando el efecto contrario: rechazo.
Prometer entregas en tiempos específicos, por ser parte de planes
VIPs, descuentos especiales a partir de alcanzar determinados montos de
consumo, respuestas rápidas de respuestas ante solicitudes a través de
páginas web, entre otras.
Marcas que lanzan empaques más grandes, pero llegan con menos contenido de lo esperado.
Departamentos de servicio al cliente que te dicen “su llamada es muy
importante para nosotros”, pero lo aderezan ante un prolongadísimo
tiempo de espera sin escuchar de quien le atendió, con un “aunque no
nos escuche, estamos con usted” y vuelven y lo ponen en espera.
Si no tiene la certeza de un cumplimiento consistente de sus
promesas, no se comprometa. Prepárese, haga pruebas, valide que tiene
los recursos humanos debidamente entrenados, antes de comunicarlo. Antes
de prometerlo.
Es mejor hacer promesas pequeñas y sorprender con una superación de las mismas.
Algunas sugerencias, como guía de validaciones, para evitar caer en sobrepromesas y defraudar a sus clientes:
1.- No haga una promesa que no pueda cumplir.
2.- Si tiene que ponerle asteriscos e impresos de colores para otras descripciones limitativas, no las haga.
3.- Trate a sus clientes VIP, en todos los puntos de contacto, como que en verdad son importantes para su empresa.
4.- Asuma responsabilidad ante incumplimientos.
5.- Diga la verdad.
Busque llevar a sus clientes a la dirección: Avenida promesas, esquina posibilidades reales.
Recuerde que “para vender, hay que CREER”.
Sin [Emoción] no hay [Conexión] !.