El presidente de la Suprema Corte de Justicia,
Mariano Germán, aseguró que no votaría por el juez Alejandro Vargas para
integrar el Tribunal Superior Electoral (TSE) porque sería una perdida
para el Poder Judicial.
Alejandro Vargas había dicho que no quería ser seleccionado si los
miembros del Consejo Nacional de la Magistratura no le tenían confianza.
Esto último a propósito de que José Ignacio Paliza y Josefa Castillo,
miembros del CNM, revelaron que el procurador de la República y el juez
Fran Soto se opusieron a que a que fuera incluido en la lista de los
preseleccionados a ser entrevistado.
“Si el Consejo no confía en mí yo no puedo integrar ese tribunal”, dijo Vargas.
Alejandro Vargas defendió argumentó que nunca ha fallado en contra de
alguien, sino en respuesta al derecho y amparado en la Constitución de
la República.
El magistrado Vargas, coordinador de los juzgados de atención
permanente del Distrito Nacional, fue el juez que negó la validación del
acuerdo entre el Estado dominicano y la empresa brasileña Odebrecht,
sometido por el procurador general de la República, Jean Alain
Rodríguez.
“Mis decisiones nunca las expido en contra de nadie. Mis decisiones
siempre han estado motivadas por el derecho, basado en la Constitución.
Mi corazón no tiene espacio de remordimiento, tengo una cultura de
juez”, dijo en su presentación.
José Alejandro Vargas también dijo admirar de forma absoluta a todos
los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura: “al presidente de
la República, al de la Suprema, que tiene uno de los corazones más
nobles que he conocido. Al Procurador, a quien veo lleno de buenas
intenciones y le auguro un futuro promisorio en la política. Al
magistrado Fran que es mi amigo, y no tengo razón para sentirme mal el
que no me apoye”.
Alejandro
Vargas retiró sus aspiraciones porque entendía que los miembros del
Consejo de la Magistratura no le tenían confianza. Ante explicaciones de
los integrantes del órgano, y una que otra petición para reconsiderara
su retiro, el actual juez dijo que prefería seguir codeándose con la
gente de los barrios.