No tengo la menor referencia del juez Alejandro
Vargas, como también ignoro por qué retiró su candidatura a un asiento
en la Suprema Corte de Justicia, fuera de un argumento poco convincente
que hizo público la semana pasada.
Acojo, sin embargo, una carta que me envía su compueblano José Café,
que lo conoce “desde muchachito” y sabe de su origen humilde y de las
vicisitudes que debió pasar para hacerse profesional del Derecho.
Alejandro Vargas --me entero a través de esta carta--, tiene
formación boschista y hasta se dice en ella, en la carta, que
simpatizaba con Danilo Medina, antes de Danilo Medina ser Presidente y
él ingresar a la Magistratura.
Al parecer, Vargas tiene excelente reputación como magistrado, como
abogado que prefirió la magistratura, al ejercicio liberal, y como
intelectual, con varios libros escritos.
Es, además, periodista, locutor, psicólogo...
... Con sabor a pueblo
“Hijo del rigor, auténtico, con sabor a pueblo, preparado, sensible y apegado a sus convicciones... La vida y la naturaleza no le dieron nada, ni siquiera la alimentación pese a que el principal instrumento de estrategia de nuestros dirigentes políticos siempre ha sido el hambre.
“Hijo del rigor, auténtico, con sabor a pueblo, preparado, sensible y apegado a sus convicciones... La vida y la naturaleza no le dieron nada, ni siquiera la alimentación pese a que el principal instrumento de estrategia de nuestros dirigentes políticos siempre ha sido el hambre.
“Menos mal que nació con la voluntad de abrirse paso por el desierto
de oportunidades que era el país, pasando por las facultades de
Comunicación y Ciencias Jurídicas de la UASD, trabajando como locutor,
columnista de un diario, abogado privado y juez de paz hasta convertirse
en uno de los mejores jueces de los tribunales de la república.
“Su discurso de declinación a la candidatura por un asiento como juez
de la Corte Suprema de Justicia contiene de todo y para todos. Si es
como juez, sus decisiones siempre han estado amparadas por el derecho;
si por experiencia, ha escalado hasta llegar a ser juez suplente de la
Suprema Corte de Justicia; si por preparación, tiene varias maestrías y
ha escrito tres libros.
“Si es por política, no tiene afiliación partidaria, lo cual no quita
que fuera un admirador de las cualidades de Juan Bosch y sienta lo
mismo por las ejecutorias de Danilo Medina; y si es por sensibilidad,
acostumbra a estar del lado de la sociedad dominicana”.
... Y brilla como persona
“Descartado que no fuera admitido como concursante para aspirar a un asiento en la Suprema Corte de Justicia porque el Consejo Nacional de la Magistratura no confía en él sino debido a su inexperiencia como togado titular de un tribunal colegiado, lo cual él no comparte, la verdad es que brilló como abogado, intelectual y, sobre todo, como persona.
“Descartado que no fuera admitido como concursante para aspirar a un asiento en la Suprema Corte de Justicia porque el Consejo Nacional de la Magistratura no confía en él sino debido a su inexperiencia como togado titular de un tribunal colegiado, lo cual él no comparte, la verdad es que brilló como abogado, intelectual y, sobre todo, como persona.
“Una de las lecciones que dejó su intervención es que una de las
fuentes de la debilidad del Estado se encuentra en la Carta Magna al
contemplar una serie de derechos ciudadanos que los gobiernos nunca
estarán en capacidad de satisfacer.
“Como juez, reafirma que sus sentencias nunca tienen motivaciones
personales ni políticas sino jurídicas y constitucionales, pensando en
sumar y no restar. Un ejemplo es que cuando se trata de conflictos
familiares, y aun en los casos de violencia, su primera reacción no
apunta hacia el castigo sino a la unión de la familia. Con tal de lograr
ese objetivo, muchas veces se ha desprendido de la toga y el birrete
para gestionar el caso como un psicólogo, trabajador social o asesor de
bienestar familiar.
“No ocultó sus preferencias políticas y no tenía por qué hacerlo. Su
simpatía y actuación guiadas por los principios de Juan Bosch, lejos de
descalificarlo, representan su mejor aval como sentenciador imparcial.
“Con esas credenciales, ya a nadie le que queda dudas de que el
magistrado Alejandro Vargas es un juez de altas cortes.
Mis afectos de siempre, José Café”.