Cuando el 15 de julio de 2012 los
productores de Psy publicaron en YouTube el video "Gangnam Style",
jamás sospecharon que ese clip se convertiría en uno de los más
reproducidos de la historia de esa plataforma. Poco menos de 3 mil
millones dieron play a la grabación y se contagiaron con el pegadizo
ritmo.
El éxito fue absoluto. A tal
punto que Psy, hasta el momento un desconocido rapero que había
conseguido pocos éxitos en su carrera, conquistó uno de los mercados más
difíciles: Estados Unidos. El corte pertenecía a su álbum Psy 6 (Six
Rules) y le permitió a su intérprete alcanzar una fama impensada.
Tiempo después, en abril de 2013,
alcanzaría otro éxito. "Gentleman" conseguía mil millones de
reproducciones. En menos de 24 horas, ya tenía 38 millones de visitas.
La vida le sonreía a este ciudadano de Corea del Sur, quien además se
convirtió en embajador turístico de su país.
Pero el primer problema llegaría
de la mano de una antigua canción del surcoreano, quien había criticado
duramente a los Estados Unidos por su guerra en Irak. En sus letras
llamaba a matar a los soldados norteamericanos, algo que provocó duros
cuestionamientos en un mercado que comenzaba a adoptarlo. Psy debió
disculparse públicamente mediante un comunidado.
Pero no todo terminó allí. A
medida que comenzaba a disfrutar del éxito súbito, también tendría que
combatir con un secreto que pocos conocían, pero que destrozaba por
dentro al popular cantante. El alcohol era uno de los puntos débiles de
Psy. Su pasión desmedida por el tequila, el vodka y el whisky era total.
"Si estoy feliz, estoy bebiendo. Si estoy triste, estoy bebiendo. Si
está lloviendo, estoy bebiendo. Si está soleado, estoy bebiendo", indicó
en una entrevista al confesar su drama.
En 2014 tuvo una incipiente
repuntada. Fue luego de compartir un clip con Snoop Dogg. Pero ya no era
lo que solía ser: consiguió "sólo" 278 millones de visualizaciones. ¿La
gente comenzaba a abandonarlo?
La presión lo abrumaba. En
diciembre de 2015 un nuevo álbum salió a la luz. Pero sabía que el éxito
no sería igual al anterior y eso lo deprimía. Seguramente el alcohol
volvió a ser un refugio. El rapero nunca dijo si recibió ayuda
profesional por su adicción. "No soy Adele. Luego de "Gangnam Style",
estaba realmente feliz, pero a veces no lo estaba, porque esa fue la
mejor canción de mi vida y no volveré a estar en el top nuevamente",
dijo resignado, al saber que no lograría el mismo suceso que antes,
según consignó el sitio Nicki Swift.
Ahora, el cantante busca que lo
que alguna vez fue un éxito en los Estados Unidos se convierta en
sensación en un mercado mucho más conocido por él: China y Asia. Quizás,
allí logre conquistar al público que más identificado está con su
cultura.