La
censura es el más odioso método para impedir que los ciudadanos puedan
ejercer su derecho para expresarse libremente y para enterarse de todo
cuanto ocurra a su derredor.
Es como si el censor le dijera a usted: “Yo he leído este libro y he decidido que usted no debe leerlo”.
Generalmente,
cuando se habla de censura se piensa en el tema político, pero ésta
también se manifiesta en otros campos de la actividad humana, como el
deporte, por ejemplo.
La
noche del domingo pasado el país fue víctima de una agresión a su
sagrado derecho a saber: en el juego de béisbol entre Escogido y Águilas
se armó una trifulca entre jugadores de ambos equipos. Al público
televidente que le daba seguimiento al partido le interesaba saber en
qué pararía la cosa, si iba a haber puñetazos o no, si los fanáticos se
tirarían al terreno de juego, etc.
Pero
en ese preciso instante, el canal 21 retiró sus cámaras del aire y puso
anuncios comerciales en el momento en que a la gente le interesaba
saber qué estaba pasando en el estadio Quisqueya.
Censura
pura. Los encargados de la transmisión decidieron soberanamente que sus
televidentes no debían ver el desenlace del incidente. Así nomás,
atento a macho.
Baldón para el canal 21 y los narradores que actuaron en esa ocasión. (Rafael Molina Morillo, director de El Día)