Michelle Bachelet ha
vuelto a hacer Historia al vencer en las urnas para un segundo mandato.
Con el 96% de las mesas escrutadas, la líder de centroizquierda había
obtenido un 62,5% de los votos, frente al 37,4% de su rival, Evelyn Matthei.
Pero con permiso de la presidenta electa, la otra gran protagonista de
la segunda vuelta presidencial que ayer vivió Chile fue la abstención.
Parafraseando una expresión muy típica del país andino, «los votantes
no están ni ahí». De los 13, 5 millones de ciudadanos con derecho a
voto, sólo acudieron a votar 5,2 millones, un 40%. De
hecho, durante todo el día en los colegios electorales se repitieron las
escenas de vocales aburridos, salas vacías y de aplausos espontáneos a
quienes sí se animaron a ejercer su derecho al voto.
Los chilenos, de forma muy mayoritaria, prefirieron ir a la playa o a
la piscina, o incluso de compras navideñas, antes que a votar, ahora
que ha dejado de ser obligatorio. El escepticismo político y el voto voluntario que domina el país fue el culpable de que una abstención tan alta.
Muchos analistas subrayaron que parte de la apatía ciudadana se podía
también achacar al hecho de que la victoria de Michelle Bachelet
estuviera tan cantada. La popular política volverá a presidir Chile
desde marzo de 2014 hasta 2018, convirtiéndose en el primer caso de
reelección para un segundo mandato desde Alesandri Palma (1920-1925 y 1932-1938).
elmundo.es