Diariolaprensany
Nueva York — Hace dos décadas, la mayoría de los establecimientos del histórico Essex Street Market del Lower East Side, fundado en 1940, estaba regenteada por latinos. Eso era esperable, dado que el mercado se encuentra emplazado en uno de los principales barrios puertorriqueños de Nueva York, la célebre Loisaida.
Hoy, efecto de la gentrificación, quedan sólo cinco latinos.
La sexta habría sido la dominicana Carmen Salvador (54), pero en abril último la New York City Economic Development Corp. (EDC), la agencia de la ciudad que administra este mercado, decidió no renovar su permiso.
"Se me ha caído el mundo encima", manifestó Salvador, que desde hace 23 años gestionaba la tienda "Three Brothers". "Al quitarme mi trabajo y mi relación con la comunidad en la que he vivido siempre, me han quitado la vida".
La organización comunitaria Good Old Lower East Side (GOLES) ha ayudado a la dominicana a presentar una demanda contra la ciudad basándose en que la no renovación es "arbitraria" y "va contra la ley de protección a las personas con discapacidades", según MFY, el bufete de abogados que representa a la hispana.
Carlina Rivera, representante de GOLES, indicó que EDC denegó la solicitud porque Salvador incumplía una cláusula que la obligaba a mantener la tienda abierta una determinada cantidad de días por semana. Salvador sostuvo que debió cerrar su tienda varias veces debido a complicaciones de salud.
"Entiendo que la administración quiera hacer dinero", expresó Rivera. "Pero tienen que tener más sensibilidad con la comunidad y con alguien que lleva trabajando ahí más de 20 años".
EDC no quiso hacer comentarios porque "el asunto está en litigio, pero estamos en desacuerdo con la versión de la señora Salvador", según un comunicado difundido por el departamento legal de NYC.
En el mercado, todos los comerciantes hispanos conocen lo que le ocurrió a la mujer.
"Esperamos que al resto de los latinos que quedamos no nos pase lo mismo", dijo Luis Batista (42), propietario de una tienda de abarrotes desde hace 18 años. "Se ha complicado mantener el negocio, porque cuesta mantener los precios a los que está acostumbrada la comunidad que siempre ha vivido aquí".
Parte de la clientela sigue siendo la menguante población latina de los proyectos cercanos.
"Yo llevo comprando aquí 40 años y no voy a cambiar ahora", dijo el puertorriqueño Raúl Vargas (66), mientras consultaba un rosario en una santería.
Actualmente, sin embargo, el grueso de la clientela la componen gente que va a tomar "brunch" con mimosas el fin de semana o a comprar productos alimenticios de alta gama en sus varias tiendas "gourmet". "Cambia, todo cambia…"
Nueva York — Hace dos décadas, la mayoría de los establecimientos del histórico Essex Street Market del Lower East Side, fundado en 1940, estaba regenteada por latinos. Eso era esperable, dado que el mercado se encuentra emplazado en uno de los principales barrios puertorriqueños de Nueva York, la célebre Loisaida.
Hoy, efecto de la gentrificación, quedan sólo cinco latinos.
La sexta habría sido la dominicana Carmen Salvador (54), pero en abril último la New York City Economic Development Corp. (EDC), la agencia de la ciudad que administra este mercado, decidió no renovar su permiso.
"Se me ha caído el mundo encima", manifestó Salvador, que desde hace 23 años gestionaba la tienda "Three Brothers". "Al quitarme mi trabajo y mi relación con la comunidad en la que he vivido siempre, me han quitado la vida".
La organización comunitaria Good Old Lower East Side (GOLES) ha ayudado a la dominicana a presentar una demanda contra la ciudad basándose en que la no renovación es "arbitraria" y "va contra la ley de protección a las personas con discapacidades", según MFY, el bufete de abogados que representa a la hispana.
Carlina Rivera, representante de GOLES, indicó que EDC denegó la solicitud porque Salvador incumplía una cláusula que la obligaba a mantener la tienda abierta una determinada cantidad de días por semana. Salvador sostuvo que debió cerrar su tienda varias veces debido a complicaciones de salud.
"Entiendo que la administración quiera hacer dinero", expresó Rivera. "Pero tienen que tener más sensibilidad con la comunidad y con alguien que lleva trabajando ahí más de 20 años".
EDC no quiso hacer comentarios porque "el asunto está en litigio, pero estamos en desacuerdo con la versión de la señora Salvador", según un comunicado difundido por el departamento legal de NYC.
En el mercado, todos los comerciantes hispanos conocen lo que le ocurrió a la mujer.
"Esperamos que al resto de los latinos que quedamos no nos pase lo mismo", dijo Luis Batista (42), propietario de una tienda de abarrotes desde hace 18 años. "Se ha complicado mantener el negocio, porque cuesta mantener los precios a los que está acostumbrada la comunidad que siempre ha vivido aquí".
Parte de la clientela sigue siendo la menguante población latina de los proyectos cercanos.
"Yo llevo comprando aquí 40 años y no voy a cambiar ahora", dijo el puertorriqueño Raúl Vargas (66), mientras consultaba un rosario en una santería.
Actualmente, sin embargo, el grueso de la clientela la componen gente que va a tomar "brunch" con mimosas el fin de semana o a comprar productos alimenticios de alta gama en sus varias tiendas "gourmet". "Cambia, todo cambia…"