Haciendo un recuento mental de la gran cantidad de facetas en las que Freddy Beras nos presentó su inagotable creatividad, no dejamos de asombrarnos por el gran corazón que ponía en cada una de ellas.
A través de personajes aparentemente frívolos como el del Licenciado Melecio Morrobel, por ejemplo, Freddy expresaba su disgusto y su impotencia ante los males sociales que nunca veían solución. Este candidato a la presidencia se convertía en el vocero del pueblo ofreciendo absurdas propuestas que no buscaban más que provocar, además de la risa, la reflexión de los políticos de la vida real.
Nunca se quedaba callado ante una decisión o acción social injusta, y no le importaba ganarse algunos contrarios por esta causa, pues del otro lado había una absoluta mayoría que le daba la razón. De haber existido la monarquía en la República Dominicana, él habría sido un perfecto representante.
En la televisión, él se creaba, se caducaba y se reinventaba. Todos sus programas tenían algún contenido didáctico, aunque fuera improvisado. Su fuente humorística era tan densa que ni sus compañeros de reparto ni él mismo podían evitar las carcajadas en pleno escenario.
Pero una de las facetas suyas que más nos impresionaba, y que para muchos pasaba desapercibida, era la de profesor voluntario de español. En su persistente empeño por corregir las expresiones mal utilizadas de sus colegas, del público, de los artistas, de los invitados, de las llamadas telefónicas, etc., demostraba una gran preocupación por la correcta utilización del lenguaje. Si damos una mirada atenta a su twitter, descubriremos que ¡tres de cada cinco publicaciones suyas están dedicadas a corregir la ortografía de sus amigos twitteros!
El Freddy escritor nos dejó varios libros: “La Mulatona”, una recopilación de cuartetas escritas para el Show del Mediodía; “Juan de los Palotes”, o su vida en los días finales de la dictadura de Trujillo y principio de la era de Balaguer; “Libro de las Excusas con su ñapa”, sobre la idiosincrasia dominicana; y el último publicado “Parte de mi vida”, con vivencias personales y familiares. También trabajaba actualmente en otros dos libros: “Se Prohibe Triunfar” y “La Gente más Importante del Mundo”. Fue además uno de los pocos cultivadores locales de la llamada "Poesía Sorprendida".
Aquí en Cristo Rey, uno de los edificios de la Clínica Dr. Cruz Jiminián lleva el nombre de Freddy Beras Goico en honor a los grandes y constantes aportes que éste hizo a los pacientes con deformaciones congénitas que necesitaban cirugías reconstructivas.
A través de personajes aparentemente frívolos como el del Licenciado Melecio Morrobel, por ejemplo, Freddy expresaba su disgusto y su impotencia ante los males sociales que nunca veían solución. Este candidato a la presidencia se convertía en el vocero del pueblo ofreciendo absurdas propuestas que no buscaban más que provocar, además de la risa, la reflexión de los políticos de la vida real.
Nunca se quedaba callado ante una decisión o acción social injusta, y no le importaba ganarse algunos contrarios por esta causa, pues del otro lado había una absoluta mayoría que le daba la razón. De haber existido la monarquía en la República Dominicana, él habría sido un perfecto representante.
En la televisión, él se creaba, se caducaba y se reinventaba. Todos sus programas tenían algún contenido didáctico, aunque fuera improvisado. Su fuente humorística era tan densa que ni sus compañeros de reparto ni él mismo podían evitar las carcajadas en pleno escenario.
Pero una de las facetas suyas que más nos impresionaba, y que para muchos pasaba desapercibida, era la de profesor voluntario de español. En su persistente empeño por corregir las expresiones mal utilizadas de sus colegas, del público, de los artistas, de los invitados, de las llamadas telefónicas, etc., demostraba una gran preocupación por la correcta utilización del lenguaje. Si damos una mirada atenta a su twitter, descubriremos que ¡tres de cada cinco publicaciones suyas están dedicadas a corregir la ortografía de sus amigos twitteros!
El Freddy escritor nos dejó varios libros: “La Mulatona”, una recopilación de cuartetas escritas para el Show del Mediodía; “Juan de los Palotes”, o su vida en los días finales de la dictadura de Trujillo y principio de la era de Balaguer; “Libro de las Excusas con su ñapa”, sobre la idiosincrasia dominicana; y el último publicado “Parte de mi vida”, con vivencias personales y familiares. También trabajaba actualmente en otros dos libros: “Se Prohibe Triunfar” y “La Gente más Importante del Mundo”. Fue además uno de los pocos cultivadores locales de la llamada "Poesía Sorprendida".
Aquí en Cristo Rey, uno de los edificios de la Clínica Dr. Cruz Jiminián lleva el nombre de Freddy Beras Goico en honor a los grandes y constantes aportes que éste hizo a los pacientes con deformaciones congénitas que necesitaban cirugías reconstructivas.