MAZATLAN, México (AP) — Durante 13 años, Joaquín "El Chapo"
Guzmán veía desde las escarpadas montañas del occidente de México cómo
las autoridades capturaban o mataban a los líderes de cada grupo que
desafiaba el lugar del Cártel de Sinaloa en la cumbre mundial del
tráfico de drogas.
Indemne y con su leyenda creciendo, el bajo y fornido
hijo de un campesino se ganó un lugar en la lista de multimillonarios de
Forbes y un estatus folclórico. El capo se había vuelto demasiado
poderoso para atraparlo. Luego, a finales del año pasado, las
autoridades comenzaron a acercarse al círculo íntimo del jefe del narco
más buscando en el mundo.
El hijo de uno de sus principales secuaces, Ismael "El
Mayo" Zambada, fue capturado en noviembre en un cruce fronterizo en
Nogales, Arizona, como parte de una extensa y compleja investigación que
involucró más de 100 escuchas telefónicas, de acuerdo con su abogado.
Un mes después, uno de los lugartenientes del Cártel de
Sinaloa fue abatido en una población turística, situada a unas horas
manejando al este. Pasaron menos de dos semanas antes de que la policía
en el Aeropuerto Schipol de Ámsterdam arrestara a uno de los principales
sicarios de la organización delictiva: el encargado del transporte y
logística de Guzmán.
Este mes, la horca comenzó a apretarse.
Fuerzas federales realizaron operativos por todo
Culiacán, la capital del estado costero de Sinaloa, cerrando calles,
allanando casas, decomisando armas automáticas, drogas y dinero y
arrestando a varios hombres que las autoridades mexicanas describen a
los reporteros como importantes colaboradores de Zambada.
Sin embargo, el objetivo era mayor todavía. Para el
sábado, capturaron a Guzmán, de 56 años, en el puerto de Mazatlán, en el
estado de Sinaloa, donde huyó después de que supuestamente escapó de un
cerco de las autoridades en Culiacán, capital del estado.
"Hablando con funcionarios del Departamento
de Seguridad Nacional y otros en la última noche, creo que fue posible
penetrar su círculo, hacer que gente dentro de su organización
cooperara", dijo el legislador Michael McCaul, presidente de la Comisión
de Seguridad Nacional en la Cámara de Representantes estadounidense.
"No sólo es la captura más importante y el arresto de
un hombre, sino es un buen presagio para nuestros esfuerzos por
desmantelar al Cártel de Sinaloa".
El 13 de febrero, un hombre conocido como "El 19" —a
quien las autoridades identifican como jefe de sicarios de Zambada— fue
arrestado junto con otros dos en la autopista que lleva al puerto de
Mazatlán. Cuatro días después, un individuo señalado como alto
integrante del Cártel de Sinaloa fue detenido y se le incautaron 4.000
pepinos y bananas de plástico ahuecados y rellenos de cocaína.
A mediados de esta semana, uno apodado "El 20" y
descrito como jefe de seguridad de Zambada, fue arrestado transportando
más cocaína. Hace unos días, al menos 10 ayudantes del cártel sinaloense
fueron detenidos.
Un funcionario judicial estadounidense dijo el sábado
que al menos unos eran en realidad personal de seguridad de Guzmán y las
autoridades los utilizaron para obtener información que ayudara a la
captura del líder. El funcionario no estaba autorizado a hablar con
periodistas y habló con la condición de no ser identificado.
Los agentes supieron que Guzmán comenzó a alejarse de
sus aislados escondites montañosos para disfrutar de las comodidades de
Culiacán y Mazatlán, dijo Michael S. Vigil, un ex funcionario de la DEA
que fue informado del dispositivo policial. "Ese fue un error fatal",
agregó.
Trabajando con información que recopilaron de los
guardaespaldas de Guzmán, infantes de Marina allanaron la casa de la ex
esposa de Guzmán, pero batallaron para derribar la puerta de acero
reforzada, de acuerdo con autoridades mexicanas y estadounidenses
enteradas del operativo.
Mientras los militares trataban de irrumpir, Guzmán
huyó por una puerta trasera oculta debajo de una bañera, bajó por una
escalera de acero corrugado y entró por una red de túneles y canales de
desagüe que conectaban con otras seis casas en Culiacán, dijeron los
oficiales.
Guzmán huyó a Mazatlán. Pisándole los talones, un
equipo de agentes de la DEA estableció una base de operaciones en la
ciudad junto con infantes de la Marina mexicana, de acuerdo con el
funcionario judicial estadounidense.
El sábado por la madrugada, el reino de Guzmán llegó a
su fin sin un solo disparo. Los marinos acordonaron el camino frente al
condominio Miramar, un edificio de 10 pisos y color aperlado, con
balcones blancos, vista al Pacífico y una pequeña piscina al frente.
Tras derribar la puerta de un departamento en el cuarto
piso, decorado de forma austera, los marinos capturaron al hombre más
buscado del país a las 6:40 de la mañana, unos minutos después de que
amaneció.
Un vecino que no quiso identificarse por temor a su
seguridad, dijo que el departamento estuvo ocupado sólo dos días. Un
empleado de limpieza del edificio dijo que había ropa tirada en el piso y
en la cama. En la vivienda también había aparatos electrodomésticos
sencillos, un horno de microondas, un ventilador de piso y una pantalla
plana sobre una mesa pequeña.
Fotos de la vivienda publicadas por un diario local
mostraban muebles comunes y corrientes. En las imágenes también se veía
poca comida o alcohol: sólo un par de decenas de huevos sobre un
anaquel. La bolsa de un supermercado estaba tirada en el piso.
Guzmán fue atrapado junto con una mujer que no ha sido
identificada, dijo un funcionario no autorizado a ser citado por nombre y
quien agregó que agentes antidrogas de la DEA y del Servicio Federal de
Alguaciles de Estados Unidos estuvieron "muy involucrados" en la
captura.
Sin embargo, las autoridades mexicanas dicen que el
capo fue detenido junto con otro hombre identificado como Carlos Manuel
Hoo Ramírez.
Un funcionario judicial estadunidense —enterado
directamente de la muerte del lugarteniente de Zambada en noviembre—
describió esta acción como parte de un esfuerzo nacional concertado para
decapitar al Cártel de Sinaloa.
La organización se volvió foco de atención en México y
Estados Unidos después de una serie de detenciones y la muerte de
cabezas de otros cárteles, más notablemente el arresto en julio Miguel
Ángel Treviño Morales, jefe del sangriento cártel de Los Zetas.
"¿Quiénes son los únicos peces gordos que quedan en el
país? No podemos sentarnos a esperar", dijo el funcionario, que no
estaba autorizado a hablar con periodistas y quiso guardar el anonimato.
"Ahora el foco es el enorme elefante en la habitación. Es por virtud de
la omisión".
El arresto de Guzmán parece haber anulado los temores
en Estados Unidos de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto
ha estado cooperando suficientemente con las autoridades
estadounidenses, a diferencia de su antecesor, Felipe Calderón.
"Esto muestra que la cooperación está funcionando, que
es discreta y que se basa en la recolección de información de
inteligencia", dijo Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad
Nacional Autónoma de México. "Esto es sin duda, es el éxito más
importante del gobierno de Peña Nieto".
"La teoría que se desmiente es que el gobierno de Peña
Nieto iba a pactar con ellos, a cambio de que bajaran el nivel de
violencia", agregó el experto.
"Yo creo que esa teoría del pacto ya queda totalmente
desfigurada y sin sustancia. Se ve que el gobierno de Peña Nieto está
dando pasos muy duros para desmantelar las organizaciones criminales".
Para el sábado al mediodía, Guzmán llegó al hangar de la Marina en el aeropuerto de la capital mexicana.
El hombre que por más de una década evadió a las
autoridades, se veía algo subido de peso y avejentado. Vestía camisa
blanca y pantalón negro sin cinturón.
Después de su fuga en 2001 en un camión de lavandería
en una prisión que llegó a controlar por medio de sobornos, se dijo que
Guzmán vivió en todo tipo de lugares, desde Argentina hasta el llamado
Triángulo Dorado, en México, una región montañosa conocida por el
cultivo de marihuana en los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, en
el norte del país.
El Cártel de Sinaloa se volvió más sangriento y
poderoso, acaparando la mayoría de las lucrativas rutas de trasiego a lo
largo de la frontera con Estados Unidos.
Sobre Guzmán pesan varias acusaciones judiciales en
Estados Unidos porque su imperio de drogas se extendía por toda
Norteamérica y alcanzó a llegar a Europa y Australia. La lucha de su
organización contra otros cárteles locales causó un baño de sangre en
Tijuana e hizo de Ciudad Juárez una de las urbes más peligrosas en el
mundo.
En 2013, Chicago lo nombró Enemigo Público Número Uno,
la segunda persona en llevar ese título después de Al Capone en la
década de 1930.
Durante los años en que estuvo prófugo, apareció sólo
en un puñado de fotografías, viendo de frente a la cámara de un
fotógrafo anónimo y sosteniendo desafiantemente un fusil automático.
El sábado, cuando caminó frente a la prensa, tenía las
manos esposadas a la espalda mientras marinos con guantes negros le
bajaban la cabeza, como demostrando que Guzmán estaba ahora bajo control
del estado mexicano.
El capo no dijo nada, parecía sometido al reaparecer
ante el mundo por apenas unos segundos antes de desaparecer en un
helicóptero que lo esperaba para llevarlo a prisión.
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Spagat reportó desde San Diego, California y
Weissenstein desde Ciudad de México. Los periodistas de The Associated
Press Adriana Gómez Licona en Culiacán, México; Alicia A. Caldwell en
Washington; y Mark Stevenson y Katherine Corcoran en Ciudad de México
colaboraron para este despacho.
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Michael Weissenstein está en Twitter como: https://twitter.com/mweissenstein
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