Isidor e Ida Straus
sábado, 14 de abril de 2012
Primera Hora
Olvídense de “Jack” y “Rose”. Esta es la historia de amor que realmente ocurrió a bordo del Titanic. Una historia que nunca desapareció.
Sus protagonistas fueron el empresario Isidor Straus, uno de los dueños de las tiendas por departamento Macy’s, y su esposa Ida.
El matrimonio Straus viajaba en uno de los camarotes de lujo del Titanic cuando, en la noche del 14 de abril de 1912, fueron avisados que tenían que ponerse sus chalecos salvavidas y subir a la cubierta para abandonar el barco.
Ellos obedecieron la orden y se dirigieron a la cubierta B, donde el oficial sólo permitió subir al bote salvavidas a la señora Straus, impidiendo el paso a Isidor.
Todos los hombres que se encontraban en aquella zona del barco intentaron convencer al oficial del Titanic para que dejase a Isidor Straus acompañar a su esposa en el bote salvavidas, argumentando que era el hombre de mayor edad a bordo del Titanic (tenía 67 años), que era congresista de los Estados Unidos y que al resto de los hombres no les importaba que se le dejase embarcar para acompañar a su esposa. Sin embargo, el oficial no aceptó las propuestas e impidió que Isidor Straus se reuniera con su esposa en el bote salvavidas.
Cuando el bote iba a ser arriado, Ida Straus se puso en pie y ordenó parar la maniobra para que ella pudiese salir del bote y quedarse a bordo del Titanic junto a su esposo, pero éste intentó convencerla para que continuase en el bote y salvase su vida.
En ese momento, ella, ante la incredulidad de todos los presentes, contestó a su esposo: “Hemos vivido juntos durante 35 años, y juntos moriremos”, y saltó del bote a la cubierta del Titanic. Se dirigieron a la zona de entrada al comedor, muy cerca de donde interpretaban sus últimas notas la orquesta y, sentados en dos hamacas, pidieron a un tripulante (el panadero jefe), que les atase los pies con una de las mantas porque querían morir juntos. Así lo hizo el tripulante (que fue uno de los supervivientes y contó la historia) y, tomados de la mano, fueron arrastrados por el mar. Sus cuerpos nunca fueron recuperados.