Bodegueros dominicanos y otros emprendedores comerciales, que fueron saqueados por vándalos en la madrugada del martes, ya estaban tratando de sobrevivir al filo de la pandemia.
El dominicano José Ortiz, de 50 años, fue uno de los 50 pequeños comerciantes de El Bronx, que vivió uno de los momentos más duros de su vida, el que ver que su esfuerzo de años, además de todos sus ahorros, se vieron esfumados en cuestión de minutos, durante los actos vandálicos que el lunes en la noche y hasta la madrugada del martes se registraron en varios puntos de Fordham Road y la avenida Burnside.
La bodega Matanzas, ubicada en la calle 169, propiedad de este isleño nacido en Baní, fue destruida y saqueada por una turba de jóvenes de ambos sexos, a las 2:30 a.m. del martes, en medio de una secuencia de ataques a establecimientos comerciales, que han abrumado a la Gran Manzana, desencadenados por el asesinato del afroamericano George Floyd en Minneapolis.
“Yo con el mayor sacrificio me endeudé hace dos años, para comprar este negocio, para el bienestar de mi familia, pero también para la comunidad. Y duele mucho ver, que cuando apenas estás pagando para salir de las deudas de la remodelación, vienen unos y que protestantes contra el racismo y te destruyen todo”, narró el devastado bodeguero a El Diario.
Mientras apenas recogía los vidrios de la fachada, que fue destruida con martillos y hachas, Ortíz contó este miércoles que el grupo violento vació las neveras de bebidas alcohólicas y los gabinetes de cigarrillos, además extrajeron por completo los tickets de lotería.
Destruyeron todo, en cuestión de minutos, incluyendo los sueños de este emprendedor comercial.El bodeguero dominicano, José Ortíz fue una de las víctimas de la violencia. / Suministrada.
“Gente de tu misma raza”
“Obviamente ahora estamos tratando de buscar un fondo, un préstamo para poder volver a la normalidad. Es cierto, tenemos seguro, pero mientras terminan las investigaciones, eso puede coger muchos meses. Y te pones más triste, cuando sabes que hay gente de esta comunidad y de tu raza, que participó en esta vagabundería”, subrayó Ortíz.
En medio de la anarquía que imperó en varias calles del Condado de la Salsa, justamente uno de los más castigados por la pandemia del coronavirus, ya el gremio de los bodegueros venía enfrentando los riesgos que significaba ser clasificados como negocios esenciales y seguir sirviendo a sus vecinos.
Fuente : LA PRENSA NY