MEDELLÍN,
Colombia.- Seguidores de Carlos Gardel se reunieron en la avenida más
tanguera de la ciudad, a pocos metros de la Casa Museo Gardeliana, para
recordar con cantos, flores y pintura al “Zorzal Criollo” en el aniversario 82 de su muerte.
Gardel murió en un accidente
aéreo el 24 de junio de 1935 en Medellín, después de que la aeronave en
la que viajaba con miembros de su orquesta, chocara durante las
maniobras de despegue en el aeropuerto de Las Playas, actual Olaya
Herrera.
Del público saltó el primer espontáneo para cantarle al artista que se convirtió en un mito, y reiterar con su interpretación que “el tango no tiene fin, no crean eso muchachos, pues vive en Medellín” con la fuerza del “Zorzal”.
En el acto dedicado al “más
grande de los grandes” lo inició con esa frase el director del
Festitango, Julio César Sierra, con la venia del Cónsul de Uruguay en
Colombia, Martín Lorieto, quien señaló que este tipo de actos son
“especiales y nos tocan como uruguayos”.“Gardel está en el ADN de
cultural de Medellín”, agregó Lorieto antes de darle paso a los tangos
que rememoraron los asistentes, varios de ellos extranjeros que se
aventuraron a cantar pedazos de esas canciones que sienten como himnos,
entre ellas Volver y Por una cabeza.
DEUDA PAGADA
Como espectáculo central
apareció la actriz y cantante argentina Susana Tejedor para pagar una
“deuda con Gardel” visitando Medellín, el lugar del que nunca se quiso
ir el “Zorzal”, para cantarle con una interpretación desencarnada temas como Soledad y Golondrinas, que hicieron vibrar a las decenas de seguidores que cumplieron la cita de cada 24 de junio.
“Este es un viaje hecho con
mucho amor y deseo. Con mi esposo prometimos venir cuando nos
jubiláramos. Vine a Medellín a agradecerle a Gardel los 40 años que
llevo con la música. Ha sido algo emocionante poderle cantar y ver la
forma en la que este pueblo maravilloso disfrutó mi actuación”, dijo a
EFE Tejedor. La artista, que durante años perteneció a la orquesta de
Tito Ferrari Las voces de Buenos Aires, compartió el improvisado
escenario callejero con su esposo, Francisco Acuña, quien se encargó de
poner una de las ofrendas florales para homenajear al hombre que dejó
huella en el alma de los tangueros de Medellín.
La Casa Museo Gardeliana se
concentró en transmitir el legado de Gardel en los grupos de semilleros
con la puesta en escena de baile, como es la tradición. Pero en este
año, en el que participa en el Festitango con una exposición de La Cumparsita
en su centenario, quiso ir más allá y se ocupó de enseñar a niños
técnicas de pintura y escultura para que con sus manos recrearan su
propia versión del “Zorzal”.
“Nos dedicamos a crear en un
taller imágenes, retratos de Gardel y toda la iconografía tanguera para
enriquecer un poco la cultura a través del tango”, explicó el artista
plástico Carlos Tobón, quien dirigió a 40 personas junto a un compañero
que se encargó de elaborar con niños estatuillas del “Zorzal”.
“A los niños les llama la atención saber quién es ese tal Gardel que le mencionan los abuelos y padres”, contó Tobón.
Los retratos elaborados por los
participantes en este taller serán enviados a una fundación en Uruguay
para formar parte de una exposición itinerante que los llevará por
varias ciudades para conectarse con un país que ama a “Carlitos” de la
misma forma que Medellín.