Travis Kalanick, fundador y presidente
ejecutivo de Uber, dimitió este martes de su puesto en la empresa de
transporte que ayudó a construir en 2006.
Según fuentes del New York Times, Kalanick
fue sometido a mucha presión por parte de la menos cinco de los
principales inversionistas, quienes exigieron su renuncia inmediata.
Según
el diario neoyorquino, los inversionistas enviaron una carta a Kalanick
en la que sin rodeos le pidieron que dimitiera de inmediato porque la
empresa necesitaba un cambio de liderazgo. El fundador de Uber habría
consultado a otros miembros del directorio antes de tomar la decisión,
que lo llevará a permanecer en el consejo de administración, pero no en
la presidencia de la empresa.
Entre
los inversionistas que pidieron la renuncia de Kalanick se encuentra la
firma de capital de riesgo Benchmark, una de las mayores accionistas y
que tiene a uno de sus socios, Bill Gurley, en el directorio de Uber.
"Me
encanta Uber más que nada en el mundo y en este momento difícil en mi
vida personal he aceptado la solicitud de los inversionistas a dar un
paso a un lado para que Uber pueda volver a la construcción en lugar de
distraerse con otra pelea", dijo el Kalanick en una declaración reseñada
por el Times.
Por su parte el directorio de Uber
dijo en un comunicado que Kalanick había "siempre puesto a Uber en
primer lugar", y que su renuncia abría un "espacio para abrazar por
completo un nuevo capítulo en la historia de Uber".
Los problemas de Uber y Kalanick comenzaron este año, cuando una ex trabajadora de la empresa acusara a la compañía de tener una cultura de sexismo. Esta destapó casos de acoso laboral dentro de la compañía que aún hoy se investigan y que han generado más de 20 despidos.
A eso le siguieron malas decisiones al apoyar al presidente Donald Trump en un consejo asesor del que Kalanick debió renunciar más tarde
y que le ocasionaría un boicot en todo Estados Unidos que incentivó a
los usuarios a darse de baja del app, haciendo crecer a Lyft, su
principal competidor.