El
presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, alcanzó este viernes una de
sus metas de legislatura más importantes cuando el Senado de la
República dio su aprobación a la normativa que regirá las
telecomunicaciones.
La
transformación de este importantísimo segmento económico, dominado
hasta ahora por los titanes Carlos Slim (América Móvil) y Emilio
Azcárraga (Televisa), se había convertido en el termómetro de la
capacidad de Peña Nieto para enfrentarse a los grandes poderes del
país.
El
resultado ha sido un cambio en las reglas de juego, con una limitación
de los perímetros empresariales de ambos gigantes y la creación de
mecanismos de control. El siguiente paso será la entrada de nuevos
competidores tanto en la telefonía como en la televisión.
El objetivo de la reforma, de hecho, no es solo es desbrozar el campo legislativo para facilitar el desembarco de otros actores, sino que estos, una vez instalados, tengan garantizada su supervivencia frente a los viejos y formidables leones que pueblan el territorio. El paquete normativo aprobado (las llamadas leyes secundarias) ha traído consigo, con todo, cierta dilución de las ambiciones originales, al limitar la capacidad del órganismo de vigilancia del sector