Verdad o solo una estrategia barata para atraer público hacia una
fórmula un tanto gastada, lo cierto es que no surtió efecto y la
recién concluida edición de la competencia de canto American Idol quedó
como la de menos audiencia en sus 12 temporadas.
Se trata de la tensión que desde la etapa de las
audiciones se planteó entre las cantantes Mariah Carey y Nicki Minaj.
Ambas debutaban como jurado en esta mega producción de la cadena Fox,
pero en lugar de concentrarse en evaluar a los concursantes, se
enfrascaron en una serie de discusiones, claro, frente a cámaras.
Carey llegó a pedir seguridad porque, aseguró, se sentía amenazada por Minaj.
Sin
embargo, cuando llegó el momento de la verdad, el de emitir juicio
sobre las ejecuciones de los chicos y chicas, aspirantes a la fama, las
dos estrellas pop se quedaron cortas.
Pronto los televidentes
comenzaron a añorar los consejos y las palabras de aliento de Jennifer
López o incluso las críticas ácidas de Simon Cowell. De hecho, Fox
recurrió a López para que cantara en la final a ver si así subía la
audiencia.
Del 2012 al 2013, American Idol perdió siete millones
de televidentes. De hecho, esta fue la primera temporada en la historia
del programa que no alcanzó los 20 millones de televidentes.