A primera vista puede pasar
desapercibido. Pero su tendencia a mostrarse más cercano a todos durante
las audiencias ha llevado a Franciscso a abandonar el pomóso trono por
un sillón blanco más tradicional.
Con los líderes de otras confesiones
cristianas, así como judíos, musulmanes y de otras religiones, y con los
embajadores y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, utilizó el
sencillo sillón tapizado en blanco que se usa durante las audiencias
generales.
Además, como se puede ver en las
imágenes que llegan desde el Vaticano, no está sobre una tarima, sino a
la altura de los demás. El Sumo Pontífice sigue asombrado a todos con su
humildad y sencillez.