Como editor de la revista Teve Guía impartió compromiso, credibilidad y buen sentido del humor.
Hay una generación joven que conoció a Ramón “Papo”
Brenes a través de la pantalla de la televisión, pero hay otra que lo admiró
desde mucho antes a través de su labor periodística en la desaparecida revista
Teve Guía.
Iniciados los años 80, el orgullo de Puerto Nuevo,
como él mismo se reconocía, aceptó una oferta para ser el editor de la
publicación de farándula.
Se despidió entonces del periódico El Nuevo Día, en el
que laboró bajo la dirección de Carlos Castañeda, para entrar de lleno en el
periodismo de espectáculo.
Al unísono el periodista Nelson Del Castillo asumía la
dirección de la también desaparecida revista Vea, convirtiéndose en
competidores, pero por encima de ello prevalecía una amistad y un compromiso de
ambos por demostrar que el periodismo de espectáculos se basa en los mismos
principios que rigen la profesión, sin importar la temática o sus
protagonistas.
“La etapa en que Papo y yo entramos en mando a la
revista Teve Guía él y yo en Vea, comenzamos a ir cambiando un poco el perfil
del periodismo de espectáculos de esa época, y en ese sentido conseguimos darle
un impulso mayor del que tenía y sobre todo siempre preocupados por la
preservación de los principios éticos del periodismo”, resaltó Del Castillo,
quien lo consideró su amigo por más de 35 años.
Los valores éticos y, sobre todo, la corroboración de
la información “fue un aspecto que nosotros logramos en nuevas generaciones de
periodistas que se forjaron bajo nuestra sombra”, sostuvo el experimentado
periodista, exmiembro del equipo de editores de Primera Hora.
Desde la perspectiva de competencia, Del Castillo
sabía que su equipo de periodistas no podía bajar la guardia, porque del otro
lado estaban “Papo y su gente hurgando por los lugares, y en ese sentido logró
a veces superarnos con una noticia y en muchas otras ocasiones logramos
nosotros hacerlo”.
Pero hay algo que prevalece de Brenes, ahora que
trasciende de este plano terrenal a causa de complicaciones en la enfermedad de
cáncer de páncreas, y es su sentido de humanidad, de lealtad.
“Su buen sentido del humor no le hacía perder su
seriedad en el tratamiento de la noticia, y su sentido de la amistad, eran
características muy particulares”, además de su verticalidad periodística. Tuvo
siempre presente llevar a las páginas información veraz, “porque cuando uno
pierde la credibilidad en el periodismo, lo pierde todo”, subrayó Del Castillo.
Tránsito a la pantalla
La productora Soraya Sánchez fue compañera de Brenes
en sus tiempos de periodista de espectáculos, y posteriormente fue ella quien
lo llevó a la pantalla a través del programa “Anda pa’l cará” y más reciente en
“Dando candela”. Entre una cosa y otra, estuvieron cerca del otro por cerca de
30 años.
“Papo para mí fue un hermano, a veces un hijo, pero
siempre un amigo”, reaccionó. “En las tormentas de esta industria y fueron
varias las que pasamos juntos, siempre se mantuvo solidario. Fue un caballero
siempre, iba de frente, sin miedo”, resaltó Sánchez a este diario.
“Hace dos años me sentó y me dijo a rajatabla que
tenía cáncer, que le habían dado cuatro meses de vida y que escogiéramos la
fecha para anunciarlo, porque ya lo estaban viendo entrar y salir del hospital”,
compartió la productora sobre el momento previo a abril de 2015, cuando el
propio Brenes informó su segundo diagnóstico de cáncer.
“Dios le regaló dos años más y es que Papo sabía que
necesitaba dejar a los suyos en paz y tranquilos, y así fue. Él nos preparó a
todos para su partida”.