El presidente Donald Trump tiene indignada a la comunidad tecnológica
por su prohibición de entrada a Estados Unidos desde siete países de
mayoría musulmana. El problema es que Trump también está pensando en
reformar el programa de visas H-1B.
La visa H-1B es la que se aplica a los empleados o investigadores
extranjeros de áreas especializadas que trabajan para compañías en
Estados Unidos.
Se trata de un programa particularmente querido por la comunidad
tecnológica, pues muchos ingenieros talentosos compiten cada año por una
de las 85.000 visas del programa.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró
durante una rueda de prensa realizada este lunes que Trump seguirá
hablando de la reforma del programa de visas H-1B, entre otras, como
parte de una reforma inmigratoria más amplia.
Según Spicer, Trump reformará esas visas a través de un decreto
ejecutivo, pero también trabajando con el Congreso. Sin embargo, no
entregó detalles sobre ambas opciones.
En un proyecto de decreto de reforma inmigratoria fechado el 23 de
enero y al que tuvo acceso CNNMoney se observa que los cambios
propuestos afectarían a varios programas. No hay detalles específicos
sobre el impacto en las visas H-1B, salvo por una mención que se hace a
la necesidad de que en un lapso de 90 días se entregue un informe con
sugerencias y recomendaciones para hacer más eficiente el programa y
asignar las visas.
Actualmente, esas visas son repartidas por sorteo y el número de
solicitantes crece año tras año. En el 2016, la demanda fue tres veces
mayor que la oferta.
Este año ya se han presentado tres nuevos proyectos con sugerencias
sobre cómo reformar el programa, incluyendo una propuesta para
entregarles visas a los mejores postores.
Pero en el borrador de la reforma también se mencionan otros programas que son muy importantes para la comunidad tecnológica.
Uno de ellos es el J-1, para viajes de trabajo durante el verano, y
el OPT (por Optional Practical Training en inglés), para estudiantes
internacionales que quieran hacer sus prácticas de grado en Estados
Unidos. Ambos fueron revisados recientemente, durante el gobierno del
entonces presidente Barack Obama.
También se menciona que el programa E-2, de visas de inversionista, sería reformado.
Por otro lado, según el borrador, en un lapso de seis meses el
Departamento de Seguridad comenzará a realizar visitas a todos los
poseedores de visas L-1, que son las que entregan a los empleados
extranjeros que trabajan para compañías en otro país pero son
transferidos a Estados Unidos.
En el lapso de dos años, el borrador del decreto propone expandir las visitas a todas las categorías de visas de trabajo.
Tampoco se salva la Ley de Emprendedores Internacionales
(International Entrepreneurs Rule), que fue aprobada en los últimos días
del gobierno de Obama y prolonga el “estatus provisional” de los
emprendedores, como alternativa para las visas que necesitan los
creadores de empresas emergentes, que Estados Unidos no tiene.
Aunque el borrador no da más detalles al respecto, propone eliminar
todo estatus provisional que sea utilizado para “burlar la política
migratoria”, tema en el que podría caer la Ley de Emprendedores
Internacionales. Durante el primer día de Trump en la Casa Blanca, esa
ley quedó también bloqueada temporalmente.