LA CORRUPCION PARECE UNA COSTUMBRE
Por: José Ramón Martínez Burgos
Días pasados en una de esas visitas a una reconocida librería, entre muchos títulos vi algo que me llamo la atención, porque creía que ya la gente o mejor dicho los autores nacionales y extranjeros no les preocupadaza la corrupción. Y yo mismo me dije; será que la corrupción ya es una costumbre aceptada y aprobada por todos los ciudadanos? Parece que es cierto, porque pasados los ilusionantes primeros años de la caída de la tiranía, que marcaron los días de la naciente democracia y tras la constitución de 1963, ya surgieron los hábitos corruptos, que cual vampiros se adhirieron a nuestra vida publica en todas las gestiones de gobierno, resultando con menos escrúpulos que los usados por los cobradores del régimen que creíamos en esos momentos sepultado definitivamente.
Días pasados en una de esas visitas a una reconocida librería, entre muchos títulos vi algo que me llamo la atención, porque creía que ya la gente o mejor dicho los autores nacionales y extranjeros no les preocupadaza la corrupción. Y yo mismo me dije; será que la corrupción ya es una costumbre aceptada y aprobada por todos los ciudadanos? Parece que es cierto, porque pasados los ilusionantes primeros años de la caída de la tiranía, que marcaron los días de la naciente democracia y tras la constitución de 1963, ya surgieron los hábitos corruptos, que cual vampiros se adhirieron a nuestra vida publica en todas las gestiones de gobierno, resultando con menos escrúpulos que los usados por los cobradores del régimen que creíamos en esos momentos sepultado definitivamente.
Cuando evaluemos técnicamente ese obscuro periodo de nuestra historia, talvez los economistas y nosotros los soñadores de entonces, nos dé un infarto y no es que participemos de lo que creen que “la lucha contra la corrupción esta perdida”, no, porque si eliminamos la lucha entre los partidos políticos, que han degenerado en maquinarias de poder y en olvido de su representación, convirtiendo en prioridad su propia financiación, con trampas asquerosas y denigrantes, y cuando llegan al poder se reparten el erario de la nación descaradamente en un gesto publico innecesario, sin ni siquiera reparar en el Estado, y, sin tomar en cuanta que somos ciudadanos que solamente nos quedamos en el rango de simples contribuyentes; otra seria nuestra situación en el escenario mundial.
Más de un tres por ciento de los dominicanos en algún momento hemos pagado algún soborno por lograr algún servicio a lo largo de estos últimos cuarenta años y tal vez a través del año 2007. Esto es un síntoma muy alarmante del desmoronamiento del propio Estado. Es que la promiscuidad entre los poderes básicos impide la eficacia de los mecanismos de control y vigilancia que establecen los principios fundamentales de administración, que enseñamos a nuestros alumnos durante nuestros más de veinte años de docencia universitaria.
Más de un tres por ciento de los dominicanos en algún momento hemos pagado algún soborno por lograr algún servicio a lo largo de estos últimos cuarenta años y tal vez a través del año 2007. Esto es un síntoma muy alarmante del desmoronamiento del propio Estado. Es que la promiscuidad entre los poderes básicos impide la eficacia de los mecanismos de control y vigilancia que establecen los principios fundamentales de administración, que enseñamos a nuestros alumnos durante nuestros más de veinte años de docencia universitaria.
Y desgraciadamente, dentro de este trágico drama hemos tenido que compartir con el estercolero nacional. Tenemos una sociedad rebajada, viviendo del basurero que la halaga para conseguir sus votos, a tal extremo, que en días pasados oí decir a un veterano de nuestra fracasada izquierda, “tomen todo lo que le den, que esta contaminación no hay quien la detenga”, es decir, aceptando la corrupción, como si se tratara de una contaminación atmosférica anómala, lo cual es políticamente incorrecto.
Parece que estamos acostumbrados al basurero o que las costumbres hacen leyes y sin embargo callamos, no hacemos como ese famoso personaje de Antonio Buero Vallejo, en su obra Dialogo Secreto, Cuando Fabio dice: “Si la critica es favorable, el critico es genial; si es adversa, el critico es un hijo de puta”. Lo malo es que todos somos responsables de todo, hasta de nuestro silencio que se hace cómplice, porque el viejo espíritu de la apreciada moralidad y autosacrificio ha sido socavado por las ansias infinitas de los banqueros vanidosos y los políticos acaparadores de beneficios ilícitos, cuyas ideas revolucionarias han dado paso a su egoísmo conservador. “Es que si no nos atrevemos a ciertas cosas, nunca cambiará nada”. Hay que actuar aunque no se para cambiarlo todo.
E-mail: jrmartinezbur@codetel.net.do
Parece que estamos acostumbrados al basurero o que las costumbres hacen leyes y sin embargo callamos, no hacemos como ese famoso personaje de Antonio Buero Vallejo, en su obra Dialogo Secreto, Cuando Fabio dice: “Si la critica es favorable, el critico es genial; si es adversa, el critico es un hijo de puta”. Lo malo es que todos somos responsables de todo, hasta de nuestro silencio que se hace cómplice, porque el viejo espíritu de la apreciada moralidad y autosacrificio ha sido socavado por las ansias infinitas de los banqueros vanidosos y los políticos acaparadores de beneficios ilícitos, cuyas ideas revolucionarias han dado paso a su egoísmo conservador. “Es que si no nos atrevemos a ciertas cosas, nunca cambiará nada”. Hay que actuar aunque no se para cambiarlo todo.
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