Para cualquier ser humano hoy en día la mayor aspiración es poder tener paz y calma en medio de tantos tormentos. Los tiempos parecen acogotarnos con su carga de problemas y de dificultades, pero es necesario saber que existe una solución eficaz para cada uno de nuestros problemas, una solución que no cuesta nada, que se nos da gratis y por siempre, si sabemos valorarla.
Esa solución es Jesús, quien al entrar en nuestros corazones transforma de manera plena y permanente todo lo que somos y todo lo que hacemos.De lo que se trata no es de aferrarnos a una religión o a una iglesia, sino de establecer una relación directa con aquel que vino a restaurar nuestros pecados, a garantizarnos la vida eterna y que fue capaz de entregar su vida por cada uno de nosotros. Partiendo de esa gran verdad la mayor parte de las entidades dominicanas que agrupan a los sectores cristianos evangélicos han decidido organizar una gran Jornada de Evangelización y Discipulado en el día de hoy buscando que un millón de dominicanos pueda abrir sus corazones a Jesús y asumirlos como su Señor y Salvador. Esa jornada implicará que más de trescientos mil hijos de Dios tocarán las puertas de todos los dominicanos en todos los rincones del país para llevarle una buena nueva a los que quieran encontrar la paz verdadera en sus corazones.
Esa buena nueva parte de cuatro principios fundamentales, los cuales son llamados las leyes espirituales que rigen nuestra relación con Dios. La primera de esas leyes establece que Dios nos ama y que tiene un plan maravilloso para cada una de nuestras vidas. La esencia de esa ley, que es denominada también la esencia del Cristianismo, está contenida en Juan 3:16, donde se establece que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su hijo unigénito para que todo aquel que en El crea no se pierda, mas tenga vida eterna”. La segunda ley nos hace tener conciencia de que el hombre por naturaleza es pecador y está separado de Dios por lo que es necesario que busque el camino del Señor para que no se pierda. La tercera ley nos enseña que existe un solo camino para poder llegar nuevamente a la gracia de Dios y ese camino es Jesús.
En Juan 14:6 la Biblia define con precisión meridiana esta gran verdad cuando afirma que Jesús dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie llega al Padre sino por mí”. Y la cuarta ley nos enseña que cada uno de manera individual debe recibir a Jesús en su corazón, convertirlo en su Señor y Salvador, establecer una relación personal y permanente con él, para de esa manera poder conocer, experimentar y disfrutar el plan de Dios para nuestras vidas.
Todos somos criaturas hechas por Dios, pero al recibir a Jesús en nuestros corazones nos convertimos en hijos de Dios y por lo tanto somos coherederos de su reino. Por todo lo anterior, si hoy sientes que alguien toca tu puerta y dice que te trae el mensaje de Jesús para que alcances la vida eterna, ábrele las puertas de tu casa y de tu corazón. Y así comenzará una nueva y hermosa etapa de tu vida. Euri CabralEs Comunicador y EconomistaEuricabral07@gmail.com