Por José Ramón Martínez Burgos.
“No Confiéis en la violencia ni en la rapiña: No os envanezcáis” Salmo 62.10
De la enseñanza de la historia derivamos casi siempre experiencias maravillosas, frutos eficientes que nos sirven de base para juzgar con justicia los procesos evolutivos y regresivos de los accidentes sociales. Sin embargo, a pesar de que las personas conscientes saben que estos procesos sirven como ley invariable para juzgar los acontecimientos históricos por los cuales atravesamos, no dan a la enseñanza de esta disciplina su justo valor social educativo.-
Es una verdad ineludible que la historia forma parte intrínseca de la sociedad, que esta regida por el devenir de loa acontecimientos; pero sin embargo no aprovechamos su experiencia para juzgar los actos de nuestra vida político-social. ¡Porque! Porque los hombres de hoy como los de ayer aun damos mas importancia a las cosas baladíes que a las verdaderamente de profunda raíz social.
Decía una persona allegada a nosotros que la historia de tipo romántica había absorbido toda la existencia de nuestra atención y nos había llevado a la retaguardia de la evolución. Sin duda alguna esto es lo cierto. Nuestros sentimientos nos han arrebatado y nos llevan por la variable indefinida del caos. Por eso precisamos, en el acto, de una autoeducación histórica independientemente de nuestra presente razón de existir, porque de otro modo llegaremos inevitablemente al antiguo sistema del coloniaje, y seremos explotados en nombre de un falso orden social moderno.
Se podría argumentar que las circunstancias actuales predicen un nuevo desarrollo evolutivo encaminado hacia un mejoramiento social de todas las clases; pero los que confían demasiado en esto de por si son unos utopistas, porque la razón que mas arriba expusimos viene en nuestro favor y nos da fuerza para decir lo contrario, puesto que no creemos en un mundo organizado por unos pocos; pero si creemos en el consorcio fundamentado las razones necesarias y suficientes por las cuales se puede obtener organizanización social de acuerdo con las exigencias vitales de la mayoría.
Pues bien, el ligero análisis económico de la historia nos dice que es necesario un equilibrio entre lo económico y lo social, pues la balanza de los hechos arroja un superávit a favor del estado económico destructivo y el estado político social de casi todas las generaciones. De manera que la experiencia de la historia ha sido desperdiciada en beneficio de toda una clase dirigente que es la misma en todas las naciones civilizadas. Podemos pues encaminar nuestros pasos hacia una nueva educación histórica de tipo esencialmente económico y cultural en beneficio de las futuras generaciones. Sin embargo, queremos apuntar que no creemos que sea esta la solución para destruir las guerras, pero si creemos que esta sea la solución para evitar una nueva hecatombe en un tiempo mas próximo porque las guerras, mientras existan diferencias raciales y sociales sobrevivirán por encina de todos los sistemas que puedan imaginarse, aun sean estos prácticamente realizable. No es que seamos pesimistas, al contrario, creemos en una paz verdadera, pero no creemos en la existencia de un equilibrio estable en el pero no creemos en la existencia de un equilibrio estable en el mundo si este no se fundamenta en las razones históricas concluyentes.
Continuara…
jrmartinezbur@codetel.net.do
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