Por. José R. Martínez Burgos
Hasta la fecha no se ha cumplido ninguna de las condiciones señaladas y por eso no ha sido firmado el “Pacto Histórico.” Y en honor a la verdad, entre los interlocutores lo que luce es miseria y ambiciones, vistos los ajetreos electorales.
Si los partidos lo pensaran bien, llegarían a la conclusión la razones invocadas, lo que demuestra incapacidad pactista y repulsión que despiertan entre si los dialogantes. En realidad, el famoso pacto, mas bien parece un trapicheo y la falta de habilidad para alcanzarlo se deriva casi de una verdad. También no es ocioso señalar que no ha existido respeto hacia las minorías, condición que es esencial en toda democracia, siempre que esos grupos minoritarios no quieran sacar pecho y se propongan subir sobre el hombro de los tres gigantes e imponer condiciones para obtener un mercado que las urnas le han negado siempre, porque hay que recordar que, quien no alcanza en un proyecto electoral la mayoría absoluta se ve condenado al zoco.
Es que los respaldos electorales acabarán como las inversiones, cotizándose en la Bolsa de Valores. Y lo peor de todo este espectáculo impúdico es que adultera la voluntad popular y la democracia, por eso es preciso reestructurar la ley electoral.
Todos los partidos tienen la necesidad de pactar, o sea, poner condiciones o establecer ciertas estipulaciones, pero tienen que tener presente que los pactos por beneficiosos que resulten siempre se pierdan algunas cosas y entre ellas la vergüenza, es lo primero, aunque esta última es recuperable porque los electores tradicionales poseen muy mala memoria y nuestros políticos cuentan a su favor que sufren de Alzheimer. Por eso pactan hasta con el diablo que es el partido que el día anterior a la primera vuelta demonizaban, pues sería mucho pedir a nuestros políticos que mantengan la virginidad
política antes del pacto y después del pacto, el resultado es que nosotros los votantes estamos encerrados en un callejón sin salida porque al votar no sabemos en definitiva por quien hemos votado, o lo que es lo mismo donde ha ido a parar nuestra intención sobre todo, porque los pactos la mayoría de las veces solo tienen validez hasta el día de las elecciones, porque suelen ser muy frágiles, por siempre carecer de transparencia, por tal motivo cada día es mayor el ingreso de los abstencionistas a ese partido que es el mejor ganador y el siempre perdedor del evento electoral.
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