Por Jose Ariel
New York.- La otrora “mina” que constituía el negocio de traer orquestas de merengue a la ciudad, se ha constituido ahora en una verdadera “pesadilla”.
Salvo la última gira que realizó Fernando Villalona, ninguna de las demás orquestas han logrado dejar un centavo de beneficio.
Incluso hasta nosotros llegó la noticia de que se ha detenido la contratación de los llamados “merengueros de calle”, porque salvo contadas excepciones también están dejando perdidas en las actividades.
Se espera que según vaya cediendo la crísis económica que ahora se vive en Estados Unidos, pueda revivirse la “parranda” que por muchos años se vivió en la ciudad cuando se anunciaba una fiesta y la estelaridad era del merengue.