Quién carece de ideas suele andar sobrado de palabras

Vivimos en una sociedad apadrinada por la hipocresía, donde el que te difama te da la mano, el que te aborrece comparte una mesa o una copa de vino e inclusive el envidioso busca rodear tu circulo vicioso escudriñando debilidades para públicamente mofarse.

En ocasiones, muchas de nuestras figuras se preguntan ¿Cómo es que se enteran?, sin imaginarse lo penoso que sería descubrir la respuesta, donde pueden encontrar una amiga, vecina e inclusive una hermana o un familiar de nuestros afectos. Las debilidades emocionales que en ocasiones incitan a los intentos de suicidio no deberían ser motivo de abucheos, así mismo como la evolución de cosechada de dichos errores. Respetemos el derecho ajeno y dejemos la hipocresía como arma política y no como muestra fiel de nuestras debilidades y carencia de familiaridad.

La edad hace dos cosas, ambas generosas:” por “nos da experiencia y nos ayuda a valorar la esencia de la vida”

Así como algunos seguidores de nuestras programaciones televisivas vociferan sus grandes decepciones por los que llevan el título de “talentos” (críticos al fin), muchos también saben reconocer el gran espíritu y logro de superación en algunos, escuchar entre voces auscultadas ese reconocimiento suele pasar en reuniones sociales, pero nunca serán oídas a gritos como lo fueron las duras criticas de un principio que quizás fueron causa de fortaleza para estas personas.

La sensata opinión de que en materia de apreciación estética el canon resulta ineludible es objeto en la actualidad de furiosas embestidas, además lo que no vende no es noticia. Sentarse a reconocer como ciertas figuras que fueron duramente criticadas por su modus operandi en la forma de llegar a los mismos se han superado y comienzan a calar en el gusto público en base a talento no es virtud de muchos.

Algunos dicen que es obligación de la edad para subsistir, otros como yo que es deseo de superación ya que, ¿cuántas no han llegado y desaparecido?, felicidades a las que se mantienen con cambio de pie, ya que son las prometen ser las sucesoras de una generación en competencia de talentos como lo es La Diva Milagros Germán o Tania Báez.

Autora:
Mabel Henríquez
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