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miércoles, 3 de diciembre de 2014

J. Armando Bemúdez -Poppy-: historia del ron y la familia

César Medina
Santo Domingo.- Ese nombre -J. Armando Bermúdez- ha llegado ya a su cuarta generación en más de l60 años de historia. Y cuando se le agrega el “ceporá” para hacerlo una razón social, se convierte en uno de los más antiguos y prestigiosos emporios licoreros nacionales. 

Pero Poppy es uno solo, casi sinónimo de su apellido, una leyenda andante, una figura ejemplar, compañero de sus trabajadores, caballeroso, generoso con los demás, de trato delicado y finos modales, un hombre culto, lector apasionado y amante de los deportes y de las bellas artes.

Difícilmente aparezca en el país otro empresario de la versatilidad de Poppy Bermúdez.
Incursiona en la educación, la salud, la agropecuaria, la conservación, la comunicación, el transporte aéreo, la aeroportuaria, el turismo, la fabricación de licores, la televisión, la radio, la banca, los deportes, la cultura… Y todo lo hace con pasión, le da seguimiento y le dedica tiempo.

Su labor es continua, se desplaza a la capital varias veces a la semana si se lo exigen los compromisos empresariales o sociales, pero nunca ha abandonado Santiago, su ciudad natal, a la que dedica sus mayores esfuerzos.

Poppy comenzó a trabajar desde que era prácticamente un imberbe, asistiendo a las oficinas de la Casa Bermúdez en horas de la tarde como “mensajerito”, mientras en las mañanas iba al colegio La Salle. Luego hizo los estudios secundarios en el liceo Ulises Francisco Espaillat.

Sus primeras enseñanzas escolares las recibió en una escuelita particular de las hermanas Santaella y de la familia Lee.


En la secundaria Poppy desarrolló habilidades para las matemáticas, lo que agradó mucho a sus padres y en especial a su tío Domingo, conocido en el mundo empresarial como “Minguito Bermúdez”, que había heredado la administración de la empresa a la muerte de su padre, y quien lo adoptó como su hijo, pues no tenía descendencia. Poppy era el único varón Bermúdez en más de 30 años, por lo que el “Tío Minguito” se empeñó en formarlo para que asumiera responsabilidades.

Antes de enviarlo a los Estados Unidos a estudiar administración, el “Tío Minguito” se ocupó de que Poppy conociera profundamente la empresa, desde simple asistente de mensajería. Formalmente comenzó a figurar en la nómina de la Casa Bermúdez en el l946. Trabajó en todos los departamentos, desde el lavado, llenado, tapado y etiquetado de las botellas; empaque, despacho, contabilidad, hasta convertirse en auxiliar de administración.
Poppy hizo de todo en la fábrica, hasta que se graduó de bachiller y fue enviado a Greenbrier, que es una academia militar localizada en el poblado de Lewisburg, West Virginia, Estados Unidos. Regresó al país en el l950, graduado con honores en administración, y de inmediato se incorporó a la licorería número uno.

Diecisiete años después llegó a la administración de la empresa. Pero esa es una larga historia. Con Poppy, J. Armando Bermúdez y Compañía asumió por mucho el liderazgo de la industria licorera nacional. Por casi 20 años, hasta su salida de la administración, el ron Bermúdez lideraba en ventas.

Sus promotores y distribuidores estaban diseminados por todo el país, y en su mayoría tenían vehículos de la empresa dotados de un sofisticado sistema de comunicación.
Todas las regiones estaban bajo la supervisión directa de Poppy, y en ese período la licorera se convirtió en la de mayor tributación al fisco y su prestigio se extendió internacionalmente.

Sus inicios
Es probable que la mayoría de los dominicanos ignore que el ron Bermúdez devino de un elíxir o jarabe para la tos que un venezolano recién llegado—curioso de la medicina—comenzó a elaborar con buen éxito en l849. Se llamaba Erasmo Bermúdez Jiménez, hijo del general José Francisco Bermúdez, uno de los dos asistentes militares que tenía el libertador Simón Bolívar.

La Guerra Independentista de Venezuela había tocado su fin. Bolívar había muerto y los militares de más alto rango fueron a parar a la cárcel al igual que sus familiares cercanos. Algunos lograron salir de Venezuela, y entre éstos se encontraba Erasmo, el hijo del general Bermúdez. El otro lugarteniente de Bolívar era el General Páez, que también cayó con el Libertador.

Erasmo Bermúdez era estudiante de Medicina cuando salió de Venezuela, y se estableció en Santiago, que para mediados del siglo diecinueve era prácticamente un villorrio. Para la época la influenza o virus gripal causaba estragos en la población , y el “doctor” Erasmo Bermúdez comenzó a fabricar el elíxir “Amargo Panacea”.

El nombre genérico de “panacea” viene porque con ese término se denomina el remedio o solución general a cualquier mal. “Y era amargo como la retama”.

Ciento sesenta y un años después, Poppy Bermúdez explica este extraño fenómeno: “Este elíxir que mi bisabuelo Erasmo Bermúdez Jiménez le recomendaba a sus pacientes se convirtió en una bebida que le gustaba a la gente también en otras ocasiones, incluyendo las festivas…”. El “Amargo Panacea” tenía una considerable graduación alcohólica, pues su fabricación provenía de la melaza de la caña de azúcar, que es de donde parte el alcohol etílico. Por eso, del elíxir al ron sólo quedaba un paso... un paso que Erasmo Bermúdez dio sin vacilar.

En poco tiempo el negocio del ron Bermúdez fue creciendo y su distribución comercial se expandió por todo el país… Pero todo no podía salirle tan perfecto al “doctor” Bermúdez. ¡La tragedia estaba al acecho! Trece años después vendría la debacle…
¡Más malo que Buceta!
Este dicho popular no es ocioso. Tiene su origen en el incendio de Santiago, el 6 de septiembre del l863, que se le atribuye al brigadier Buceta, comandante de las tropas españolas de ocupación que resistían las luchas restauradoras de los patriotas dominicanos.
Ese día histórico los generales dominicanos Gregorio Luperón, Benito Monción, Gregorio de Lora y Gaspar Polanco comandaron la toma de la Fortaleza San Luis, defendida por Buceta al mando de unos mil soldados españoles. Tomada la ciudad de Santiago por los restauradores, el general Buceta ordenó a sus tropas que cargaran sus cañones con trapos empapados en alquitrán y los dispararan a los techos de las casuchas del villorrio. El incendio fue enorme y la ciudad ardió como una hoguera. Por supuesto, ardieron también las instalaciones de la fábrica Bermúdez.
Pero ya el ron y el elíxir gripal “que contentaba a la gente” se habían quedado en el gusto público. Don Erasmo reclamó damnificación por los daños sufridos a su empresa, pues argumentó con toda razón que “no tenía vela en ese entierro” porque no era ni español ni dominicano y consecuentemente no tenía participación en el conflicto bélico. El l2 de noviembre del l863 se formalizó la reclamación. Los daños fueron reconocidos y resarcidos poco después. Ahí comenzó una nueva etapa en la licorera y “farmacéutica”.
El bisabuelo de Poppy se estableció con nuevos bríos después del incendio. Casó en la República Dominicana y tuvo siete hijos, cuatro hombres y tres mujeres, entre ellos el primero de la dinastía J. Armando Bermúdez, conocido como “Papá Mando”, el abuelo de Poppy, quien estableció su propia licorería en el l897 y que, además de dedicarse a la fabricación de licores, importaba mercancías y desarrolló una finca agrícola y ganadera modelo—para la época— en Banegas, al sur de Villa González.
Después de los cuatro hijos de Don Erasmo, no habría en la familia Bermúdez otra descendencia masculina hasta el nacimiento de Poppy, que también se llama José Armando para dar seguimiento a la dinastía empresarial.
Poppy también bautizó a su hijo mayor con el mismo nombre, y éste hizo lo propio con su primogénito, que es ya un adolescente, estableciendo así la cuarta generación J. Armando Bermúdez.
Un innovador
El “Papá Mando” fue un innovador en la agricultura dominicana. Para su finca de Villa González construyó el primer canal de riego a partir del río Yaque del Norte, y también se le atribuye la construcción del primer sifón que pasaba por el lecho del arroyo Arenquillo, que protege el canal ante las grandes avenidas del río.
Un tío de Poppy, Manuel Bermúdez, también se dedicó al negocio de licores.
Se estableció en l900 y fue el primero en instalar en el país un equipo de destilación continua, fabricado en Francia por la firma Egrot y Grangé. Los dominicanos hasta esa época usaban alambiques de cabezote, capaces de una hacer una sola destilación a la vez.
¡A la ruina!
Con la gran depresión norteamericana del l925— muy similar a la actual— los negocios de la familia Bermúdez se vieron notablemente afectados, al punto de que el ingenio azucarero que habían construido en la finca de Banegas y de donde producía la melaza para el alcohol etilítico, tuvo que cerrar.
Poppy rememora aquella época: “Fue una situación tan difícil que Papá Mando aportó sus bienes personales y constituyó, junto con su familia, la licorería J. Armando Bermúdez & Cía., C. Por A. y la Destilería del Yaque, C.por A. en febrero del l927, las cuales él presidía de manera simbólica, dado que de acuerdo a la ley y el reglamento industrial, la misma persona o entidad no podía ser propietaria de ambas a la vez.
Su hijo Domingo Octavio Bermúdez Ramos (Minguito) lo sucedió en la administración de esas empresas familiares el l8 de febrero del l927”.
Es éste el período en que Poppy se desarrolla al ser asumido por el “Tío Minguito” como su hijo. Su administración en las empresas Bermúdez se prolongó hasta el l5 de agosto del l967, fecha de su fallecimiento.
En esos 40 años Poppy desarrolló habilidades empresariales que le hicieron merecedor de su designación como administrador de la empresa de la familia. Sus tíos sobrevivientes, José Ignacio y el doctor Luis Francisco y su padre Aquiles Bermúdez Ramos, se pusieron de acuerdo para que Poppy asumiera el relevo familiar en la empresa.
Fue designado en agosto del l967 “con la condición de que la empresa tenía que seguir progresando y obteniendo utilidades superiores a las que se producían bajo la administración del Tío Minguito”.
Su administración se prolongó hasta principios del l990. En su gestión, en el año l979, se realizó en Bermúdez una dramática transformación tecnológica cuando su destilería comenzó a producir en vacío.
Su trabajo social ha sido también prolífico. Fue de los primeros promotores del Instituto Superior de Agricultura (ISA), para cuya instalación seleccionaron y compraron los terrenos donde aún funciona en La Herradura, de Santiago.
En el l978 eligió y adquirió los terrenos del hoy aeropuerto Cibao, y es uno de sus ideólogos y promotores.
En ese mismo año seleccionó y compró los terrenos para la construcción del campo de golf Las Aromas, con viviendas integradas y un hotel circular. En su esfuerzo para promover la conservación del medio ambiente, Poppy promueve desde hace casi 40 años el parque ecológico de Santiago, situado a menos de media hora del centro histórico, lo que hará de Santiago una ciudad única en ese sentido.
Es un destacado promotor de los deportes y de las bellas artes. A esta última actividad está vinculado desde su nacimiento, pues su madre, doña Pastora Luisa Pippa Calderón, proviene de una familia de artistas argentinos. Su madre llegó al país siendo una adolescente como integrante de una compañía artística llamada “Hermann y Morita”, y su abuela era una destacada soprano muy conocida en Buenos Aires. En una presentación en Santiago, Aquiles Bermúdez, el padre de Poppy, la conoció y quedó prendado de la bella joven artista.
Cuando la compañía se marchaba, el joven enamorado la alcanzó en el puerto de Sánchez y antes de embarcarse la pidió en matrimonio.
La boda se efectuó y de ese matrimonio nació Poppy, el hijo mayor que dio continuidad a la dinastía J. Armando Bermúdez.
...Y después de él han venido otros y llegarán más a la licorera Bermúdez, que sigue aumentando su prestigio y distinción de la misma forma en que Poppy sigue creciendo en el respeto, el cariño y el reconocimiento de los dominicanos.
Promotor local de la televisión a color
La idea era brillante, innovadora y con el éxito asegurado, pero Quiroz y Semorile no tenían un chele para llevarla a cabo. Por eso Poppy no vaciló un segundo cuando le propusieron que asumiera su costo económico. A partir de ese momento comenzó a nacer Color Visión, primera planta televisora que emitió señal a color y nos convirtió en el tercer país latinoamericano con esa tecnología, después de México y Cuba.
Poppy “se cogió ese pleito para él”. Viajó a Nueva York y a través de Nicolasito—el hijo de su viejo amigo y colaborador Nicolás Vargas— conoció a uno de los dueños de la CBS que le propuso en venta unos equipos que esa prestigiosa planta sustituía.
Al día siguiente estaba Poppy en los depósitos de la CBS, y de inmediato adquirió una unidad móvil completamente equipada: tres cámaras, sala de control maestro, aire acondicionado… todo.
Con ese equipo en el país, Manolo Quiroz, José Semorile y Lulio Moscoso—que se agregó después al equipo técnico--, recomendaron que en vez de utilizarlo como unidad móvil se estableciera un estudio fi jo. Poppy se movió en Santiago y logró que le cedieran en alquiler unos viejos depósitos sin uso en un ala del hotel Matum.
Poppy diseñó Color Visión como pieza de orfebrería y trabajó en su montaje tornillo por tornillo.
Todo comenzó cuando José Semorile obtuvo autorización de la Dirección de Telecomunicaciones para operar una franquicia de televisión en la frecuencia del canal cinco. Pero sus únicos recursos eran esa franquicia y su buena intención. Semorile era uno de los mejores técnicos que tenía la televisión dominicana, conjuntamente con Manolo Quiroz y Lulio Moscoso. Semorile murió hace ya muchos años, al igual que Moscoso, que falleció siendo sub-director de Radio Televisión Dominicana.
Quiroz está vivo y goza de buena salud, y es el director técnico de Color Visión, empresa de la que jamás se ha separado desde su fundación en el l969.
La historia
Poppy Bermúdez ha sido un apasionado de la comunicación. Sus primeros intentos de incursión en los medios los hizo en su adolescencia.
Su padre, Aquiles Bermúdez Ramos, tenía una línea de autobuses que viajaban a pueblos cercanos y al Sur. A Poppy le gustaba viajar cuando el trabajo en la licorería se lo permitía. Así llegó a Barahona y le gustó tanto la zona que quiso instalar una emisora de radio.
Poppy estaba siendo formado laboral y profesional mente por su tío Domingo Bermúdez Ramos (Tío Minguito), que para la época era administrador de la licorera de la familia. Le pidió apoyo a su tío para llevar a cabo el proyecto de la emisora en Barahona que llevaría el nombre “Ondas del Birán”.
El tío se negó argumentando que esa era una actividad altamente peligrosa porque podía ser utilizada para atacar el gobierno de Trujillo y el dictador no perdonaba esas cosas. Poppy tenía, además, la infl uencia de dos emisoras que operaban cerca de su casa en Santiago, “la de Western y la HI3U, de don Moisés Franco”. Sus sueños de abrir una estación de radio se frustraron por oposición de la familia.
Algunos de sus amigos siempre conocieron el interés de Poppy por los medios de comunicación electrónicos.
Uno de ellos era Chino Almonte, administrador de la entonces pujante Compañía Anónima Tabacalera, donde fueron a recalar Semorile y Quiroz con su proyecto televisivo debajo del brazo. Los dos radiodifusores habían contactado a Almonte a través de Antonio Bojos B. (Bojito), también viejo radiodifusor y vincu lado a la Tabacalera. Chino Almonte los remitió donde Poppy y les prometió que él participaría en el proyecto. Así nació Color Visión.
Otros fundadores fueron Rafael Mirabal, Otilio Paulino, don Enrique Peynado y su hijo Jacinto y el compositor Bienvenido Bustamante, entre otros.
Poppy recuerda que el primer día que se emitió la señal de Color Visión desde el hotel Matum en Santiago, muchas personas se sorprendieron porque tenían receptores a color y no lo sabían.
Para la época la televisión local no recibía señales a color, y no se vendían receptores con esa capacidad. Pero muchas familias en Santiago las tenían porque eran regalos que de parientes y allegados residentes en los Estados Unidos. La novedad de la televisión a color llamó la atención de inmediato, pero comercialmente Color Visión no tuvo éxito en Santiago, por lo que Semorile y Quiroz recomendaron que la televisora fuera trasladada a la capital.
En Santo Domingo Color Visión comenzó a operar en el 1969, en un ala lateral del viejo hotel Jaragua, en la avenida George Washington, y de inmediato impactó en el gusto de la teleaudiencia.
Desde un principio la característica principal del canal 9 ha sido la estructuración de una programación en vivo de producción enteramente nacional, con productores locales.
En la actualidad es la estación líder en el país en algunos horarios estelares, y sus programas en vivo reportan los más alto niveles de audiencia.
Su administrador general es Domingo Bermúdez Madera, el menor de los varones de Poppy.