Por: Miguel
Melenciano
Existe una costumbre, bieeen
dominicana, que se hizo muy popular en los gobiernos que encabezara el
presidente Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, y que a través del tiempo ha
sido emulada por los presidentes que les han sucedidos, pues de esta forma,
reciben -sin intermediarios- peticiones del pueblo llano, pero también, de
connotadas figuras de la vida pública, de todos los niveles, entregadas a través
de carta o papelitos en inauguraciones.
Como todos sabemos el presidente es
un servidor público y por lo tanto todos tenemos derecho a comunicarnos con él.
Aunque recibe personalmente la carta o
papelito, no significa esto que, personalmente vaya a leer y respondernos, lo
más asequible es que uno de los funcionarios por instrucción del mandatario, lea y envíe nuestra correspondencia al lugar
adecuado, según sea la petición.
Pero no todo el que quiere puede, ya
que para llevar el mensaje al presidente se necesitan conocer algunas
informaciones, que a pesar de ser publica, no todo ciudadano tiene la
posibilidad de conseguirla, a veces por carecer de un radio o televisor, quizás
por no saber leer, o por no tener la posibilidades económica para abordar un
medio de transporte que lo lleve al lugar en donde estará la primera figura de
la nación, por ende, sufre de oscurantismo funcional.
Otra es, que aunque se consigan las
informaciones básicas, de cuando, donde, hora, y lugar en donde pernotara el
presidente, es entonces que hay que emplearse a fondo para poder romper el
cerco que reguarda la seguridad del mandatario, y llegar, en aquel momento, a
extender las manos para echar la encomienda de nuestra petición, y que éste
extienda la suya para recibirla. Estas
personas son anónimas, porque carecen de apellido y de relaciones.
Si alcanzamos este paso, hemos pasado
la primera prueba, y caminamos a la segunda, que no tiene nada que envidiarle a
la primera, pues de ahí en adelante, tenemos que encomendarnos al santísimos y
comenzar una secuela de promesa a la virgen de la Altagracia y prendedera de
velas y velones, para que nuestro papelito, entre otros cientos que le han entregado
al mismo tiempo, no se pierda cuando el presidente lo pasa a uno de sus
asistentes.
Esta es la tarea de los más humildes,
los anónimos, los del montón. Otros de ciertas estirpes y renombres, no
tienen que pasar todas estas vicisitudes, ya que poseen las mejores relaciones
en los sectores de poder, los cuales le proveen informaciones puntuales y
precisa, de en donde se encontrará el mandatario, y la vez, les facilitan el
acceso de manera exclusiva, en donde podrá conversar a sus anchas con el gobernante.
Ahora bien, la presentación de la petitoria
del que logra pasar, entre una multitud, su solicitud hecha con bolígrafo y en
papel de cuaderno arrugado al presidente, es muy diferente a la del que, de manera distendida conversa, y le cuentan,
uno que otros chites, que hacen reír al jerarca,
esta solicitud es escrita a computadora, en una hoja de papel 8 ½ por 11, sin
falta ortográfica, y entregada en un folder nuevecito, estrenado para la ocasión
y sin grajearse con la multitud.
Así mismo, el pedido que realizan
ambos, es también muy diferente y, es en ese sentido, que quiero saber ¿qué
conversan animadamente el presidente Danilo Medina y nuestro amigo, el
periodista Miguel Ángel Herrera?, pero también, lo que dice el papelito, bien
guardo, que lleva en un folder en su mano izquierda. ¿Qué dirá ese
papelito bien escrito ?.