Mesa, Arizona - Expertos reunidos recientemente en
un congreso en Mesa (Arizona) estiman que no habrá que esperar siglos
sino décadas para certificar el hallazgo de vida extraterrestre, y
apuntan a las lunas de Saturno y Júpiter.
"Encontrar las pruebas de vida extraterrestre para los científicos es
el equivalente al Santo Grial", dijo a Efe Paul Davies, director del
Centro de Mas Allá de Conceptos Fundamentales de la Ciencia de la Universidad del Estado de Arizona (ASU).
El experto indicó que es difícil predecir cuándo se podrán obtener
pruebas fehacientes sobre vida extraterrestre y dónde, pues muchos
científicos siguen mirando a Marte mientras que otros se enfocan en
planetas extrasolares.
Los trabajos de científicos del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria (PHL, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPR) y del Observatorio de Arecibo dan un apoyo único y vital en la búsqueda de vida extraterrestre.
Lunas en nuestro sistema solar
Pero algunos científicos, los más recientes descubrimientos y
perspectivas sobre el origen de la vida y la posibilidad de vida
extraterrestre está en una de las lunas de Júpiter, Europa, y otra de
Saturno, Encelado.
Fue precisamente en Encelado donde la NASA anunció en abril el descubrimiento de hidrógeno, lo que podría significar la existencia de microorganismos.
Uno de los científicos es la experta en física espacial Britney
Schmidt, profesora del Instituto de Tecnología de Georgia y quien forma
parte del equipo de exploración de Europa de la NASA, quien cifró las
mejores opciones de este gran hallazgo en la misión de la agencia
estadounidense programada para el 2020 Europa Clipper.
"Esta es la mejor oportunidad que tenemos en nuestras vidas para
poder obtener posibles pruebas de vida en otros planetas", dijo Schmidt a
Efe.
La misión tendrá el propósito de explorar si existen las condiciones
para albergar vida microbiana en Europa, el sexto satélite de Júpiter
-en orden creciente de distancia- y de similar tamaño que nuestra luna,
con un diámetro de aproximadamente 1,865 millas.
Schmidt explicó que Europa está cubierta de una corteza de hielo que
podría tener similares características de la Antártida, con un océano
bajo la capa de agua congelada, por lo que existen grandes posibilidades
de encontrar algún tipo de vida en sus profundidades.
El objetivo de esta misión es alcanzar Europa y orbitarla al menos 45 veces para
detectar las "plumas" de vapor de agua y analizarlas, unos géiseres que
los científicos saben que existen gracias a su detección por el
telescopio espacial Hubble.
La mayor esperanza de científicos como Schmidt es que la misión pueda
volar a una altitud lo suficientemente baja como para atravesar las
columnas de vapor de agua que se elevan desde la corteza helada del
satélite y poder así tomar muestras del océano sin necesidad de posarse
sobre el hielo.