Cuando
Brian Wilson, líder de Los Beach Boys, escuchó el álbum en una sesión
privada, se quedó asombrado. Él, que estaba preparando un disco con su
grupo de surf, pensando que sería la quintaesencia del rock, pasmado,
desechó la idea. El Sargento Pimienta era lo mejor que había oído, lo más grandioso, revolucionario; una obra de arte, para acabar pronto.
Han transcurrido 50 años desde el lanzamiento de Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band (La Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta) y el LP sigue sonando tan fresco, audaz, diferente, impactante, como el primer día.
La crítica no deja de
maravillarse con esta colección de composiciones de Lennon y McCartney
(más una de George Harrison) y eso que ha pasado ¡medio siglo! De hecho
el Cuarteto de Liverpool se mantiene hoy en día como el parteaguas de la
música de rock que transformó al mundo, pero hablar de Sgt. Pepper es,
simplemente, otro rollo.
Producido por George Martin, el
bien llamado Quinto Beatle, los trabajos para el álbum comenzaron en
diciembre de 1966 y culminaron el 2 de abril de 1967. El mismo fue
lanzado el 1 de junio de este mismo año, con la certeza de Paul
McCartney de que sería un acierto, pero sin sospechar jamás que llegaría
a caracterizar una de las décadas más emocionantes y turbulentas del
siglo XX: los alocados años sesentas.
Los cientos de miles de jóvenes
que acudían en tropel a San Francisco en Estados Unidos, para vivir en
el ruinoso distrito de Haight-Ashbury, constituían el vigor del
movimiento hippie con sus coloridos atuendos, lo que, aunado al clamor
pacifista del “peace and love” que enarbolaban, contribuyó en gran
medida al éxito inmediato del álbum.
Los Beatles incluyeron una
docena de composiciones nuevas más un “reprise” que muestran a unos
Beatles diferentes, evolucionados, más ricos en sus estructuras rítmicas
y en sus melodías. La versatilidad de su repertorio, sus letras y la
destreza con que ejecutan sus instrumentos nos permiten disfrutar de una
obra musical llena de imágenes, amén de los temas a tratar y la forma de manejarlos.
CIELOS DE MERMELADA
Revolucionarios, además, porque
nunca antes en la escena del rock habíamos escuchado en un disco cortes
hilados, sin el surco de enmedio, el del silencio que da paso a la
siguiente melodía, y mucho menos una misma rola en dos versiones: la que
da título al disco y su repetición, pero distinta. Y ahí iba impreso en
ese trabajo conceptual, el alucine de los hippies en un mundo
multicolor de flores en el pelo, collares, árboles de mandarina y cielos
de mermelada.
John Lennon negó una y otra vez que las iniciales del tema Lucy in the Sky with Diamonds (Lucy en el Cielo de Diamantes)
fuese un anagrama de la droga sintética LSD, aunque por la letra de
“marmalade skys” no podía ser de otra manera después de escuchar “a girl
with caleidoscope eyes” (la chica con ojos como de caleidoscopio”.
Se vivían tiempos de drogas y psicodelia y era obvio que Los Beatles consumían alucinógenos. Sin embargo, Sgt. Pepper’s Lonely Heart Club Band
quedó para la posteridad como el disco más importante de los Fabulosos
Cuatro y el mejor en la historia del rock. (Aunque para mí la
discografía completa de los melenudos es una delicia. ¿Remember Abbey Road y Let it be?
Tuvo un costo de 100 mil dólares
de aquellos tiempos y fue grabado en dos estudios, uno de ellos Abbey
Road que entonces se llamaba EMI.
Con el éxito deslumbrante de la
obra, Los Beatles se volvieron todavía más sensibles en su poder para
influir en grandes cantidades de gente. Cincuenta
años han pasado desde entonces, y el Sargento Pimienta continúa sonando
tan fresco y su vigencia permanece. Loa, pues, a Lennon y McCartney,
Harrison y Star.