El popular chef Gordon Ramsay y su mujer Tana están
decididos a criar a sus cuatro hijos -Megan (18), Jack y Holly (17) y
Matilda (15)- en un ambiente lo más "normal" posible, alejado de los
lujos y las comodidades que la considerable fortuna de su famoso padre
pone a su alcance.
Para ello, el matrimonio no permite, por ejemplo, que
sus retoños viajen en primera clase con ellos y, aunque esto le haya
convertido en el objetivo de duras críticas por parte de aquellos que no
comparten su espartana filosofía educativa, el cocinero sigue firme en
su decisión.
"Tengo que hacer que mis hijos mantengan
el contacto con la realidad. Además, no creo que sea conveniente que
niños con cinco, seis, siete años se acostumbren a los grandes asientos
de primera clase. No necesitan tanto espacio, ya se distraen solitos con
sus iPads.
Para mí, es más importante pensar en qué vas a gastarte ese
dinero cuando aterrices, y no gastarse miles de dólares para que niños
de ocho, nueve años vayan en primera clase", confesó Gordon al portal
Mirror Online, en la misma línea en que lo hacía hace unas semanas
cuando aseguraba que su prole todavía no había hecho méritos laborales
suficientes como para convertirse en pasajeros VIP.
Aunque es propietario de una cadena de restaurantes de renombre, el
británico no quiere acostumbrar a sus retoños a la comida tan
sofisticada que se suele ofrecer en la parte más exclusiva de un avión,
ni tampoco al trato casi servicial que en ella se recibe de los
trabajadores de la aerolínea, de nuevo con el objetivo de que los cuatro
disfruten de una vida acorde a su edad.
"No quiero
que se sienten allí delante de un menú de diez platos con champán. No me
avergüenzo de ello. Mi mujer y yo hemos decidido que vamos a seguir ese
tipo de disciplina con ellos y a mantenerlos con los pies en el suelo",
reveló en la misma conversación.
A lo largo de su
trayectoria, el empresario -que también tiene a sus espaldas una
prolífica carrera en televisión con programas como 'Hell's Kitchen'- ha
conseguido amasar una importante fortuna estimada en 54 millones de
dólares, según la revista Forbes. De esta suma, sus cuatro hijos solo
heredarán una mínima parte para comprendan mejor así lo duro que ha
tenido que trabajar su padre hasta llegar a ser uno de los cocineros más
carismáticos y exitosos de su país.
"Mi dinero
definitivamente no será para ellos, y no lo digo por ser tacaño o
mezquino, es para no malcriarlos. Tana y yo hemos acordado que recibirán
el 25% del depósito para un piso, pero no el piso entero. He sido muy
afortunado al tener una carrera desde hace quince años en Estados
Unidos. De verdad, he sido muy afortunado y he ganado mucho dinero con
ello, así que aprecio todo lo que tengo", confesaba el pasado mes de
abril al periódico The Daily Telegraph.