Las empresas, como las personas, se pueden quedar fuera del camino. Quedarse atrás!
Un error común? La actitud equivocada es la que prevalece en la
organización, combinada con la implementación pobre de una mala
estrategia.
Larry Light y Joan Kiddon en su libro ‘’6 reglas para la revitalización de marcas’’ han identificado 12 síntomas cuando las empresas van mal. A continuación los resumimos.
1. La arrogancia del éxito.
La arrogancia conduce a la complacencia, la cual destruye la innovación y te deja desactualizado frente a los clientes.
Una cultura de arrogancia se resiste al cambio, hasta que ve que no hay otra opción.
La frase ‘’hagámoslo como siempre’’, es común en aquellas organizaciones que cierran los ojos a la innovación y al cambio.
El cambio de cultura es liderado desde arriba. El líder marca el ritmo y pone el tono. Por esto, en ocasiones, es necesario un cambio de liderazgo. Uno que imprima un sentido de urgencia.
2. El confort de la complacencia.
3. Parálisis por análisis. Construcción de una organización cargada de barreras y procesos burocráticos.
4. Foco en el análisis de la satisfacción, en lugar de satisfacción de clientes y consumidores.
5. La creencia de que lo que funcionó antes funcionará hoy.
6. Fracaso ante los intentos de innovar.
7. Ausencia de un enfoque en los consumidores y clientes estratégicos del negocio.
8. Retroceso al pasado, gestionando con elementos muy básicos y rudimentarios.
9. Pérdida de relevancia de la empresa, sus marcas y sus colaboradores.
10. Falta de coherencia en el plan de trabajo.
11. Falta de balance entre los objetivos e indicadores de la marca y el negocio.
12. Desprecio, descalificación y rechazo por los cambios que vienen experimentándose en el mundo.
Estas 12 tendencias no son independientes. Son fuerzas interconectadas. Las empresas que sucumben a una, sucumben a más de una.
El líder debe ayudar a crear una cultura que propicie e incentive la creatividad. Las ideas pueden venir de cualquiera y de cualquier lugar de la organización. No importa el tamaño de la ciudad o del departamento. Importa el tamaño de la idea.
Si persigue conocer lo que su cliente quiere para innovar, no le pregunte directamente qué quiere. Pregunte qué no le gusta. Invítelo a quejarse.
Cambiar por cambiar, puede resultar problemático. Por ello es muy importante aplicar una disciplina del cambio. Pregúntese: ¿Qué estaremos cambiando? ¿Por qué es importante? ¿Por qué ahora? ¿Cuál es el tamaño de la oportunidad? ¿Qué vamos a hacer diferente?
El desafío no es la frecuencia del cambio, sino la trascendencia.
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