Radio Notas.-A partir del primero de marzo, la programación de ZOLFM
disminuirá sustancialmente la programación musical. Lo sentimos.
Es el
resultado de la controversia suscitada con la institución sin fines de lucro
denominada, SODINPRO, organismo encargado de la recaudación y la
remuneración equitativa y única que generan los actos de comunicación pública
de fonogramas en beneficio de los productores y de los artistas e intérpretes y
ejecutantes.
Naturalmente, estamos
de acuerdo con el principio de que debe compensarse debidamente a nuestros
creadores. La discrepancia es en el monto. Siempre es una mala idea matar a la
gallina de los huevos de oro. La tarifa que nos corresponde se relaciona con la
transmisión de música dentro de nuestra programación: alrededor del 30%.
En nuestro caso, la
tarifa asignada a las emisoras miembros de ADORA para el año 2016 sería
de 1.20%, menos el descuento por porcentaje colocado de música, para un costo
total del 0.60% de la declaración del ITBI.
Explicamos a SODINPRO
que el grueso de nuestra facturación corresponde a programas interactivos, y
que el 30% de la música que cuenta con publicidad regular corresponde a
horarios de madrugada, y a las tarde de los fines de semana, cuando las cuñas
o spots son considerablemente más económicos.
No es justo, pues,
determinar el pago de derechos de transmisión por una publicidad que no
genera los ingresos convencionales, sugiriéndole a SODINPRO ajustar la tarifa
asignada a ZOLFM al costo real de la publicidad que se coloca entre canciones.
Si nosotros podemos ser flexibles con nuestros clientes, ¿por qué ellos no pueden
serlo con los suyos?
Lamentablemente, SODINPRO
replicó que no puede hacer esa excepción con nosotros porque esa es la regla
para todas las emisoras.
Nos apena esta
inflexibilidad. La transmisión de música es una avenida de dos direcciones. La
emisora se beneficia dándoles a los oyentes algo que desean escuchar, pero los
artistas se benefician aún más con la fama que les proporcionamos, lo que se
traduce en conciertos y otras fuentes de ingreso, algo que nos llena de
satisfacción.
Si una emisora no difunde
el trabajo de un artista, ¿cómo éste se da a conocer? ¿La inflexibilidad
de SODINPRO no fomenta la payola obligatoria? ¿Qué prefiere un
artista: depender del ingreso que este tipo de instituciones recaudatorias les
proporcione, o lograr difusión por una emisora de prestigio, lo que luego se
traduce en múltiples oportunidades profesionales?
Esta decisión no
afectará los programas de nuestra emisora que colocan en sus espacios canciones
entre su producción. En la página de SODINPRO se especifica que el cobro mínimo
empieza en una puesta en público de un mínimo de VUM (valor de la unidad
musical) de cien unidades.
Así mismo, sabemos que
no todos los artistas y/o sus canciones, están afiliados a esta
institución, y por ende, luego de depurados cuidadosamente, insertaremos en
nuestra programación aquellas personas y/o canciones que no estén registradas
en este organismo.
Aunque dicha en otro
contexto, no podemos menos que recordar la frase del escritor y economista
francés, Frédéric Bastiat: “Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra,
el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder
su respeto por la ley”.
En nuestro caso, esta
regla injusta, que no compartimos en su forma, pero que sí respetamos, como
respetamos los derechos de autor y de sus ejecutores, no la estamos violando.
Seguimos escrupulosamente los reglamentos que nos eximen de ella.
¿Con ánimo de llevar la
contra? No. Mas bien con el desanimo y la fatiga de tener que invertir tiempo
productivo en defender nuestro derecho a que se nos considere por ser un ente
multiplicador de valores y talentos en nuestra sociedad.