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lunes, 7 de septiembre de 2015

Los cuentos de princesas no pueden ser el modelo a seguir de tus hijos

Agencias de noticias

Mucho se ha dicho sobre la difícil tarea que tienen los padres al tratar de encontrar ese modelo ideal de crianza para sus pequeños, sin embargo, para ser padres no hay manual, versa el dicho popular. Y menos si se trata de una guía de perfección como los cuentos  de princesas.



La vida moderna, ha hecho que la tarea de educar a los hijos sea aún más compleja, las largas jornadas laborales y los tantos distractores tecnológicos entre otras, son razones que distancian las relaciones interpersonales y familiares.

Este podría ser un indicio de por qué los niños se aferran cada vez más a historias mágicas que les cuentan otra vida posible. Los mundos imaginarios, los personajes heroícos y los prototipos de belleza de algunos personajes como las princesas, crean esa ficción de realidad dulce y cómoda para permanecer horas sin parar. Pero cuidado padres, los expertos advierten que este mundo de ficción crea estereotipos de belleza y bienestar que pocas veces se ajustan a la realidad.

En los relatos de las princesas por ejemplo, «Todas son guapas, con una melena larga y cuidada y maravillosamente vestidas. Y todas encuentran a su príncipe azul. Jamás verás a una princesa de cuento discapacitada o lesbiana, pues en este mundo imaginado no tiene cabida aquello que es diferente». Advierte Rebeca Cordero, directora académica de Educación y profesora de Sociología Aplicada en la Universidad Europea.


Así mismo, en estas historias es común encontrar patrones de conducta que si bien no están relegados de la cultura moderna, tampoco la definen, tal es el caso del príncipe azul que llega como una figura redentora y protectora de una frágil princesa. Este no es el mundo que van necesariamente a vivir nuestros hijos y si bien los estudios no cuestionan la necesidad que tienen los niños de fantasear en pro de desarrollar cualidades artísticas, si está claro que no pueden beber de una fuente única de información que molde su personalidad creyendo que nunca enfrentarán dificultades.

La profesora Cordero al respecto de estos relatos declara: «presentan una distinción de roles muy específicos y vinculados a una sociedad patriarcal». «Si nos paramos a pensar, gran parte de los contenidos dirigidos al público infantil sigue esta misma pauta: el color rosa o morado de la ropa de las niñas, los juguetes para chicos y para chicas... El problema no solo está en los cuentos. La publicidad y el marketing no trabajan la igualdad de género sino todo lo contrario, estigmatizan de manera constante».