¡Chusma, chusma, chusma!
De merengala.blogspot.com
Los
ricos que viven en las torres de la Esperilla alrededor del parque
Iberoamericano donde se construyó el anfiteatro Nuryn Sanlley no solo
quieren el cese de los espectáculos y del Brillante Navidad en el lugar
por el tema del alegado ruído.
Hay algo que ocultan y que bajo concepto alguno van a decir.
En el fondo quieren el lugar como un santuario particular, como si se tratara de una extensión de sus propiedades. Un parque para ellos.
Lo quieren lejos de "la chusma" que les daña su entorno, que quisieran preservar para salir a caminar en shorts y pasear al perro.
Pero más educados que la "chusma" que va al lugar, porque están adiestrados para no hacerse "caca" sobre la grama.
Perros que comen muy bien, que todas las semanas van al salón, a que los bañen, los peinen y les hagan pedicure.
Pero no vayan a creer que sólo ellos asumen ese comportamiento.
En la avenida Anacaona, donde hay también grandes torres en el área de Bella Vista y en Los Cacicazgos hay ricos, de esos que les hiede la vida, que desprecian la afluencia de gente del pueblo al parque Mirador que le queda al frente.
Quisieran tenerlo como el jardín del frente de sus casas, como si se tratara de un área verde que el ayuntamiento les ha construido para embellecer su entorno.
De
ahí que algunos, no todos, no quieran saber ni en pintura del parque
Canquiña ubicado en la intersección de la Anacaona con la Avenida Italia
donde juegan muchos niños "chusma" del pueblo.
Les molestan los autobuses de excursiones recreativas escolares, algunas de ellas las clásicas guaguas amarillas que llegan hasta de los pueblos, porque "afean" su avenida Anacaona, la mejor iluminada y cuidada de toda la ciudad, pues aparte de los "jorocones" millonarios que viven en la zona, también hay altos funcionarios del gobierno encaramados en las torres.
Otra cosa que quisieran que prohibieran son los cumpleaños que se celebran los fines de semana en las estaciones que tiene el parque, con el permiso de la administración.
Para algunos ricos de la Anacaona esa gente pobre, del pueblo, son ¡chusma, chusma chusma!, como dicen en vecinda del Chavo.
Los más rabiosamente opuestos al uso del parque por los pobres son los nuevos ricos de la zona.
Les molestan los autobuses de excursiones recreativas escolares, algunas de ellas las clásicas guaguas amarillas que llegan hasta de los pueblos, porque "afean" su avenida Anacaona, la mejor iluminada y cuidada de toda la ciudad, pues aparte de los "jorocones" millonarios que viven en la zona, también hay altos funcionarios del gobierno encaramados en las torres.
Otra cosa que quisieran que prohibieran son los cumpleaños que se celebran los fines de semana en las estaciones que tiene el parque, con el permiso de la administración.
Para algunos ricos de la Anacaona esa gente pobre, del pueblo, son ¡chusma, chusma chusma!, como dicen en vecinda del Chavo.
Los más rabiosamente opuestos al uso del parque por los pobres son los nuevos ricos de la zona.
Gente que andaban en chancletas y que hoy andan en jeepetas.
Que eran muy pobres, y que por un golpe de suerte o los manejsos que tuvieron en un cargo público, hoy son millonarios.
Y compraron en la Anacaona, para estar a la par con los ricos de cuna, de la oligarquía que viven en la vía
Y no hay gente más despreciable que muchos nuevos ricos, pues son los más ostentosos, aceitosos, y que menos quieren saber de los pobres, porque les recuerda su origen.
Los ricos de cuna nunca son parejeros ni vaineros, porque crecieron en la riqueza y no tienen que enrrostrársela a nadie su dinero para aparentar y marcar diferencias.
Pero los nuevos ricos dicen ¡quítate!, muchos de ellos sin la debida educación ni refinamiento en el gusto.
Dinero sí tienen para demostrar su mal gusto bebiendo Blue Label con refresco de cola, y comiendo camarones con toda la cáscara y cabeza en el Vesubio
Y compraron en la Anacaona, para estar a la par con los ricos de cuna, de la oligarquía que viven en la vía
Y no hay gente más despreciable que muchos nuevos ricos, pues son los más ostentosos, aceitosos, y que menos quieren saber de los pobres, porque les recuerda su origen.
Los ricos de cuna nunca son parejeros ni vaineros, porque crecieron en la riqueza y no tienen que enrrostrársela a nadie su dinero para aparentar y marcar diferencias.
Pero los nuevos ricos dicen ¡quítate!, muchos de ellos sin la debida educación ni refinamiento en el gusto.
Dinero sí tienen para demostrar su mal gusto bebiendo Blue Label con refresco de cola, y comiendo camarones con toda la cáscara y cabeza en el Vesubio