Cuando Wayne Smith salió de La Habana en 1961, apostó con el resto de
diplomáticos de EEUU que no tardarían más de cinco años en volver a
izar su bandera en Cuba. Más de medio siglo después, la ceremonia de
este viernes será para él como una “vuelta a casa” que lleva esperando
casi toda la vida.“Será un momento muy emotivo”, dijo el exdiplomático de 82 años en una entrevista.
Smith
llevaba menos de tres años trabajando en la embajada de Estados Unidos
en La Habana cuando ambos países rompieron sus relaciones en 1961, y más
tarde fue jefe de la Sección de Intereses estadounidense en
Cuba, académico y, ante todo, defensor de la necesidad de diálogo entre
los enemigos de la Guerra Fría.
Este viernes, Smith asistirá a la ceremonia de izado de la bandera estadounidense ante la embajada de su país en La Habana durante la visita de John Kerry, la primera a Cuba de un secretario de Estado en 70 años.
“Será
casi como volver a casa”, afirmó Smith, que ha seguido vinculado a Cuba
a lo largo de su carrera y aún visita la isla “entre dos y tres veces
al año”.“Recuerdo cuando (en 1961), iba en autobús junto al resto
del personal de la embajada hacia el ferry que nos llevaría a Estados
Unidos.
Hablábamos (del cierre de la embajada), y todos nosotros
pensábamos que tardaríamos quizá cuatro o cinco años en volver, no más
que eso. ¡Y tardamos 54 años! Es inconcebible”, aseguró.Smith fue uno de los pocos diplomáticos estadounidenses que logró tener una buena relación con el expresidente cubano Fidel Castro y su hermano Raúl, porque “siempre” dejó “claro que creía en el diálogo”.En 1982, Smith abandonó el servicio exterior de Estados Unidos
después de tres años como jefe de la Sección de Intereses que ahora es
la embajada estadounidense en La Habana, porque el republicano Ronald
Reagan había llegado al poder en Washington y “no quería ninguna mejora
de relaciones con Cuba”.
“Fidel Castro me organizó un almuerzo de
despedida. Y le dije claramente que no estaba de acuerdo con la política
que estábamos siguiendo (en Estados Unidos) y, por eso, no seguía en el
servicio exterior”, recordó.“Todos esos años, desde 1982 hasta
2014, me dediqué a impulsar la idea del diálogo, llevé delegaciones a
Cuba, escribí artículos e invité a cubanos a Estados Unidos”, añadió el
exdiplomático, que también fue profesor de la Universidad Johns Hopkins.