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jueves, 13 de agosto de 2015

El diplomático que vio bajar y verá subir la bandera de EEUU en Cuba

Cuando Wayne Smith salió de La Habana en 1961, apostó con el resto de diplomáticos de EEUU que no tardarían más de cinco años en volver a izar su bandera en Cuba. Más de medio siglo después, la ceremonia de este viernes será para él como una “vuelta a casa” que lleva esperando casi toda la vida.“Será un momento muy emotivo”, dijo el exdiplomático de 82 años en una entrevista.


Smith llevaba menos de tres años trabajando en la embajada de Estados Unidos en La Habana cuando ambos países rompieron sus relaciones en 1961, y más tarde fue jefe de la Sección de Intereses estadounidense en Cuba, académico y, ante todo, defensor de la necesidad de diálogo entre los enemigos de la Guerra Fría.

Este viernes, Smith asistirá a la ceremonia de izado de la bandera estadounidense ante la embajada de su país en La Habana durante la visita de John Kerry, la primera a Cuba de un secretario de Estado en 70 años.

“Será casi como volver a casa”, afirmó Smith, que ha seguido vinculado a Cuba a lo largo de su carrera y aún visita la isla “entre dos y tres veces al año”.“Recuerdo cuando (en 1961), iba en autobús junto al resto del personal de la embajada hacia el ferry que nos llevaría a Estados Unidos. 
 
Hablábamos (del cierre de la embajada), y todos nosotros pensábamos que tardaríamos quizá cuatro o cinco años en volver, no más que eso. ¡Y tardamos 54 años! Es inconcebible”, aseguró.Smith fue uno de los pocos diplomáticos estadounidenses que logró tener una buena relación con el expresidente cubano Fidel Castro y su hermano Raúl, porque “siempre” dejó “claro que creía en el diálogo”.En 1982, Smith abandonó el servicio exterior de Estados Unidos después de tres años como jefe de la Sección de Intereses que ahora es la embajada estadounidense en La Habana, porque el republicano Ronald Reagan había llegado al poder en Washington y “no quería ninguna mejora de relaciones con Cuba”.
 
“Fidel Castro me organizó un almuerzo de despedida. Y le dije claramente que no estaba de acuerdo con la política que estábamos siguiendo (en Estados Unidos) y, por eso, no seguía en el servicio exterior”, recordó.“Todos esos años, desde 1982 hasta 2014, me dediqué a impulsar la idea del diálogo, llevé delegaciones a Cuba, escribí artículos e invité a cubanos a Estados Unidos”, añadió el exdiplomático, que también fue profesor de la Universidad Johns Hopkins.