Por José R. Martínez Burgos
La ocasión es propicia para dirigir los pasos de la nación y una nueva dirección ya que estamos justo en medio de una crisis económica, que nos preocupa a todos. Es una oportunidad para tomar el guía de la nave del Estado y propicia un cambio de modelo de crecimiento de la economía dominicana y además gestiona, que empresarios sindicatos y todos los ciudadanos cambien el rumbo tradicional, que por costumbre solían resolver los problemas, por que la crisis que estamos viviendo, como todas las anteriores, es dura y no podemos hablar de selección de motivos y sólo empresas previsoras y cautelosas, podrán salir a flote, sólo algunas empresas bien gestionadas y tal vez alguna de ellas podrían sobrevivir y otras muy selectas reforzadas.
Miren el pasado y el presente, evalúen sus esfuerzos, pues ya el tiempo de las vacas gordas está agotado. Viene ahora, la soga en el cuello que abultará las deudas y podrá llevar hasta el suicidio a directivos y accionistas y hasta simples colaboradores. De esta tormenta no se salvará ni siquiera la empresa de mayor envergadura. El Estado. Sólo la gestión prudente y ortodoxa es garantía de supervivencia, aquellos que se dejaron llevar de economistas y financistas novicios, imprudentes, arrogantes y sin escrúpulos y faltas de ética, se hundirán en lo mas profundo del desastre y no volverán a resurgir y su caída será la más dura.
Para algunos miopes, todavía no están creyendo en la tormenta, que ha comenzado a azotarnos, que es de categoría cinco y puede aumentar aún más todavía el derrumbe hipotecario no ha explotado, sólo ha dado algunos avisos. Esperamos en los próximos días sus arrebatos.
Nuestro modelo de bloques, cemento y varillas está temblando, casi al estallar. Hemos pasado un largo y dulce tiempo con crecimientos muy altos, con ganancias ilimitadas e Impuestos Internos haciendo su mejor zafra y nos hemos ido endeudando hasta llegar a indigestarnos con negocios fáciles, mientras el Gobierno dándose banquetes, ciego, sordo, mudo, pero ya está cosechando su imprudencia, está noqueado y no tiene recambio. Y por desgracia para el país con la alta dependencia energética que lo arrincona no tiene salida para la crisis y la inflación, por otra parte crece y la recesión nos azota. Pero de este paisaje macabro algunos empresarios aprovechan hasta la crisis para aumentar sus beneficios a costa de un pueblo hambriento y un gobierno indolente. Mientras otros tratan de hacer de la necesidad virtud y controlar la futura economía. Esta será una guerra a cuchilladas, veremos quienes estarán dispuestos a resistir o morir al lado del Gobierno y quienes saldrán volando con su patrimonio para otras tierras. Esperemos el próximo Acto del teatro Político y sabremos cuales serán los sobrevivientes. ¡QUE DIOS NOS PROTEJA!
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