Javier Sánchez-Santos, el supuesto hijo del cantante Julio Iglesias, se sometió este jueves a una prueba de ADN con el propósito de contrastar su material genético con el de su padrastro y descartar así cualquier vínculo con éste.
Los resultados de esta prueba estarán en unos 15 días, de modo que el juicio podría señalarse para mayo. Es lo que calcula el despacho de abogados de Fernando Osuna, que dirige la demanda de paternidad contra Julio Iglesias.
El pasado 16 de enero, el juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia aplazó sin fecha este juicio, que había señalado para el 4 de marzo, tras solicitar la prueba que este jueves se realizó.
El demandante ha pedido en repetidas ocasiones que Julio Iglesias se someta a una prueba de ADN antes del juicio, y en caso contrario que sean los hijos del cantante quienes la realicen.
El juzgado acordó recientemente que la vista se desarrollase a puerta cerrada, a fin de "garantizar la protección de la intimidad y vida privada de las partes". La prueba de paternidad entre Javier Sánchez-Santos y el exmarido de su madre, María Edite Santos Raposo, ya resultó negativa en un proceso anterior, una demanda que fue desestimada en 1999 por un defecto procedimental, han explicado las mismas fuentes.
Sin embargo, la diferencia ahora es que aquella prueba entre Javier y su padrastro, que se hizo de forma privada, se pide ahora por el juez, para que sea repetida de forma imparcial y no a instancias de ninguna parte, y se realice de forma pública, a través de un convenio con la Seguridad Social.
El letrado sevillano, que ya ha dirigido con éxito otros procesos similares, como el de la paternidad de Manuel Benítez, el Cordobés, ha reclamado de nuevo que se cite a Julio Iglesias para que realice una prueba de ADN antes del juicio, una solicitud que ya formuló sin éxito el pasado mes de octubre.
Sánchez-Santos, que habría nacido en 1976 fruto de una relación de Julio Iglesias con una bailarina, ha incluido en su demanda de paternidad una prueba de ADN realizada a partir de muestras recogidas en la basura por un detective en Miami, donde reside el artista, que supuestamente confirma la paternidad.