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miércoles, 3 de enero de 2018

Un gran vacío arropa la televisión dominicana; hace falta relevo e inyección programática

Por Andrés Díaz/ LANACIONDOMINICANA

Santo Domingo, RD.- Parece mentira, pero la verdad es que muchos dominicanos añoran la televisión del pasado, es decir de los años 60, 70, 80 y un poco adentrado a los 90, no obstante la diferencia tecnología de la actual.



Son de gratos recuerdos la programación imperante que incluía una variedad de ofertas que iban desde lo musical, espacios de orientación familiares, series televisivas en cualquier tanda, hasta la clase de cartones animados que se proyectaba, todo y cada uno de una calidad increíble y de mucho agrado para la época.

Incontables para los pocos canales existentes, pero había buena opción, se podía cambiar de canal escoger algo bueno o mejor que lo que el televidente estaba viendo, porque el contenido era diverso de calidad indiscutible y de buen atractivo.

Distinto a hoy, cuando la televisión es tan amplia de tanta tecnología, con colores y otros aditivos que otrora eran inexistente, sin embargo, no son aprovechado al máximo que deben ser ofrecido y más bien lo que presenta la televisión de ahora no es más que un desperdicio de horas y espacios programático.

En esa televisión de antaño sin recursos había competencia, porque ésta siempre ha existido en todo lo propuesto, pero eran competencias de propuestas diferentes y no basada en lo mismo.

Eso acontecía en los noticieros de radio de ese entonces que había una férrea competencia entre todos, pero el beneficio era para el radioyente que tenía una verdadera opción noticiosa con una gama de profesionales de la locución en la lectura de noticias, y lo mismo ocurría en los noticiarios de televisión, algunos de ellos histórico por su realización y contenido integral.

No quería mencionar nombre por no pecar con algún olvido, pero quién no recuerda Noti-Tiempo, Radio Mil Informando, Radio Reloj Nacional entre otros de la radio nacional; así como Rahintel en las Noticias, Mundo Visión en su primera etapa; El Mundo Al Día y un mini noticiero denominado El Mundo en Cuestión de Minutos, un compendio genial y de gran contenido en poco tiempo.

Basta con encender el televisor desde primeras horas de la mañana y se dará cuenta que la televisión dominicana actualmente está hecha de más de lo mismo, porque todos los canales que hoy son muchos a esa hora ofrecen la misma entrega, con el mismo tema, los mismos rostros ya desgastados, sin dejarle otra opción al televidente de esas importantes horas de la mañana.

“Tríos y cuartetas de Timacles” en distintos canales dizque analizando el panorama nacional con opiniones que en la mayoría de los casos dejan mucho que desear.

A esas horas de la mañana, si el televidente no está amarrado a este tipo de violencia matutina, se verá obligado a apagar su televisor, sencillamente porque no hay más nada que ver.

Y así avanza el día y la misma secuencia, modas, cocina, y otros de igual contenido hasta llegar al mediodía donde viene otra gran pela, con ligeras excepciones, ya que por suerte no hay tantos programas musicales como en años anteriores, aunque con el mismo agravante.

El otrora Show del Mediodía, Fiesta de Teleantillas, El SabroShow entre otros son parte de un dulce recuerdo de la televisión meridiana, al igual que otros que adornaban las noches. Y eso, que no hemos hecho mención de los programas de humor, o los que fueron parte integral de muchos espacios, todos exitosos.

Hay programas meridianos con muchos recursos tecnológicos y de otras índoles pero no han sabido aprovechar ese espacio de tiempo con el que cuentan y más bien son un desperdicios, con una cantidad de presentadores innecesarios, y un vacío existencial que aburre.

Otros tratando romper esquemas se han convertido en unipersonal y han perdido el respeto y la admiración del televidente, por muchas razones entre ellas la pobre luz de algunos de sus integrantes comunicadores como se suele llamar hoy en día a todo el que toma un micrófono para “vociar”.

La noche no escapa de este vacío televisivo que vivimos, en donde hasta las telenovelas tienen menos arraigo que las de anterior, y que decir de los espacios diario, que se pueden ver y apreciar, se pueden contar con los dedos de una mano y no pasan de ahí. Todos los conocen.

El fin de semana vuelve por sus fueros con más de lo mismo, desde el mediodía hasta entrada la tarde, sin nada novedoso, sin un atractivo que ate al televidente a su asiento por varias horas en ocasiones sin darle tregua para ir al baño como solía pasar con El Gordo de la Semana, Sábado de Rondas y el mismo Sábado de Corporán en un tiempo.

Hubo una vez en que el fin de semana resultaba lucrativo para cualquiera porque podía quedarse en cas viendo buenos programas de televisión y ahorrarse el dinero que se llevaba la calle, la discoteca y el night club, que abundaban más que hoy.

La televisión dominicana plagada de extranjeros con o sin talento, es otra quinientas como dice el pueblo, donde algunos ocupan posiciones de primer orden y que bajo la protección del complejo de Guacanagarix, ejercen funciones y trazan pautas programáticas por encima del talento criollo que no ha sabido defender y ganarse su lugar.

Lo cierto es que nos quedamos sin relevos, estamos en medio de un vacío televisivo desde hace tiempo con ligeras excepciones reiteramos, en los que hace falta de todo un poco. Esta historia continuará…