Por Miguel Melenciano
Hay
un principio que dice que la esencia de la libertad, en cierta forma,
nunca puede ser afectada ya que existe dentro de cada ser vivo; nadie
puede impedir que otro piense o sienta determinadas cosas, y que cada
uno puede decidir autónomamente sobre las cuestiones esenciales de su
vida.
Pero
también que esta decisión te hace responsable ante la sociedad de las
consecuencias de tus decisiones y de los resultados de tú propia
acción. Es así pues, que para mí, basado en este principio amplio de
libertad, cada quien puede decidir qué hacer con su vida, siempre y
cuando no perjudique a otro, ni contravenga las leyes vigentes.
Y me
voy a referir a las personas afecta a su mismo sexo. No entrare en
discusión, si la persona nace o se hace homosexual en el transcurso de
su vida, ya que hay teoría, tanto médicas, como psicológica que tratan
el tema, y ambas tendrán sus razones y explicaciones científicas que
quien suscribe, no posee esos conocimientos.
Algo
que debemos tener en cuenta, es que los homosexuales, desde tiempo
inmemoriales han sido objeto de discriminación, pero con el tiempo han
ido adquiriendo todos sus derechos como entes sociales, e incluso, el de
casarse, y otros que lo igualan a cualquier pareja de heterosexuales,
ayudándolo a ser felices sin tener que esconderse de nadie.
Todo
esto lo aplaudimos, porque de esto se trata la libertad plena, de usted
poder ser lo que quiera ser, sin impedimento, ni restricciones. Pero
como te digo una cosa, te digo la otra, sino todo lo contrario. A la
par, como los homosexuales exigieron respeto, y le reconocieron
derechos, así mismo ellos, deben prestar respeto a los heterosexuales.
Los
niños, niñas, jóvenes, mujeres, envejecientes, y cualquier persona que
no esté de acuerdo con su práctica merecen que se le respete. Me
explico, ser homosexual, no significa que usted tiene que ser
exhibicionista, y ahí es que lo dañan las personas que prefiere a otra
de su mismo sexo, no hay necesidad de exponerse en público de una manera
excesiva y sin ajustarse a las normas sociales.
Si los
homosexuales exigieron igualdad, y la han conseguido, deben ser iguales
a los heterosexuales, y estos: hombres y mujeres, no transitan en las
calles, plazas y lugares públicos, abrazándose, besándose y asumiendo
actitudes, que a la vista de muchos, lucen inmorales, las cuales
transmiten un mal ejemplo a los niños y niñas, a los que hay que dejar
que lleguen a la mayoría de edad para que pueda decidir, que quiere ser,
no ser inducido en violación a su derecho.
Espacio
y lugares íntimos existen muchísimos, especialmente, el hogar, aquí
está el mejor terreno para manifestarle a su igual, el aprecio que le
profesa, no exprese con su accionar que no han evolucionado desde el
punto de vista psicosexual, y no han logrado llegar a la madurez sexual
por problemas en sus relaciones sexuales y por un sentimiento de
inferioridad.