Este domingo 6 de noviembre a las 2 de la mañana, termina el horario
de verano y los relojes se ajustarán para mostrar una hora “anterior”
cuando te despiertes por la mañana. A no ser que tengas relojes
mecánicos, si es así, deberás “ponerlos en hora” manualmente, o
levantarte al día siguiente con la “hora vieja”.
Quizás lo más positivo sobre el ahorro de la luz del día en esta época del año es que tendremos una hora adicional del sueño el sábado por la noche.
Pero también significa que, durante el invierno, los días de trabajo se sentirán más largos, ya que el sol comenzará a ponerse antes o cerca de terminar la jornada laboral.
La medida, que busca la reducción del gasto energético, devolverá al
país norteamericano a su diferencia habitual con Europa (GMT -5 en la
costa Este), y se mantendrá hasta el segundo domingo de marzo de 2017, cuando los relojes se adelantarán una hora, al comenzar nuevamente el horario de verano.
El cambio de hora no se lleva a cabo en los estados de Arizona, Indiana y Hawai, y tampoco en varias partes de Puerto Rico.
Atrasar una hora los relojes en invierno y adelantarlos esa hora en verano es una medida muy común en varios países.