Hillary Clinton es la líder indiscutible en la llamada
“primaria invisible” de EE.UU., el periodo en el que los aspirantes
presidenciales conquistan el respaldo de figuras públicas, frente a un
partido republicano donde la división es tal que los apoyos de las
élites pierden valor.
Desde 1980, el aval de gobernadores y legisladores en el año
previo a las elecciones presidenciales ha sido un indicador casi
infalible de quién será el candidato de cada partido.
En ese área, Clinton les saca los colores a sus rivales en
ambos partidos, con el apoyo de 12 gobernadores, 38 senadores, unos 140
congresistas y tres miembros del gabinete de Barack Obama. El último de
ellos fue el secretario de Trabajo, Tom Pérez, este jueves.
Se trata de un nivel de apoyos “sin precedentes” para un aspirante
demócrata que no esté buscando la reelección, según un estudio de
FiveThirtyEight, una web dedicada al periodismo de datos.
Para Allan Lichtman, autor de un sistema de predicción que ha
acertado el resultado de todas las elecciones presidenciales de los
últimos 30 años en el país, el respaldo a Clinton no es, sin embargo, un
indicador “definitivo”.
“Los apoyos en el proceso de primarias pueden ser importantes porque
te dan dinero y te dan organización, pero no son necesariamente
determinantes”, dijo a Efe Lichtman, que es profesor de Historia en la
American University de Washington.
“En 2008 (Clinton) no tenía tantos apoyos, pero al comienzo de las
primarias ella era claramente la favorita del aparato del partido y, a
pesar de todo, Obama la derrotó”, recordó.