Sin negar que en política todo es posible, estoy convencido
de que el presidente Danilo Medina será reelecto por el voto de la
mayoría en los comicios de 2016, porque ha hecho un buen gobierno y
porque sus competidores no representan alternativa confiable.
Lo que
preocupa es que ante esa realidad la oposición política, corporativa y
mediática intente desarrollar un tipo de discurso basado en degradar
instituciones básicas del Estado, con el objetivo de sacar provecho de
una falsa impresión de caos institucional, político o jurídico.
La economía concluye 2015 como la más dinámica de América Latina con
un crecimiento superior al 7% del PIB, sostenido en el auge de la
demanda interna, del empleo y de la reducción del déficit fiscal y de la
cuenta corriente de la balanza de pagos.
El que casi concluye fue un buen año para las zonas francas,
comercio, turismo, remesas, inversión y exportaciones, para la expansión
del crédito al sector agropecuario y al emprendurismo a través de Banca
Solidaria, también para el fortalecimiento de la intermediación
financiera y de la estabilidad macroeconómica.
La reducción del precio del petróleo y de materias primas de origen
agrícola, han contribuido también a mejorar las reservas netas del Banco
Central, que como nunca antes se acercan a los 5000 millones de
dólares, lo que garantiza el financiamiento por más de tres meses de las
importaciones y la estabilidad cambiaria.
Ante tan auspiciosa realidad económica y financiera, cuyas
perspectivas para 2016 son aún mejores, a la oposición no le queda otro
camino que intentar generar con acciones cuasi sediciosas un tipo de
percepción de ingobernabilidad, inseguridad, corrupción generalizada y
otros males ficticios o no con las dimensiones de gravedad que se
pretende atribuir.
Ha sido difícil poder desdibujar logros del presidente Medina en los
ámbitos de educación, creación de empleo, asistencia al campo, reducción
del déficit fiscal, control del gasto, democratización del crédito,
desarrollo de una formidable infraestructura vial, de escuela y
vivienda.
Se critica la expansión de la corrupción, pero se quiere ignorar que
es el Ministerio Público el que ha asumido la persecución de posibles
crímenes y delitos en el ámbito público, lo que demuestra voluntad
política para combatir ese flagelo.
Los mismos sectores que movieron cielo y tierra para destruir al
Poder Legislativo, sobre la base de que está integrado por corruptos, lo
hace ahora con el Poder Judicial, donde también plantean el supuesto de
que todas las manzanas están podridas.
Ese tipo de campaña infame no impedirá que el presidente Medina
reciba el voto ciudadano para ejercer mandato por otros cuatro años,
pero me preocupa que tan infame estrategia electoral pueda tener efectos
negativos para la economía, especialmente en los ámbitos de turismo e
inversión.